«Este tiene un buen horario porque al llegar a las doce de la mañana no se llevan a los turistas a otros sitios, porque cuando vienen por la mañana sí que se los llevan». Esto apuntaba el dueño de La Fe Coruñesa, el veterano establecimiento de la calle de Riego de Agua. Después de despachar algunos de sus sabrosos chocolates a un grupo de catalanes, que también se interesaban por el aguardiente, explicaba su experiencia sobre la llegada de trasatlánticos: «Si hacen aquí la primera escala, entonces aún traen dinero y las compras pueden ser algo mayores, pero si vienen de regreso entonces ya no traen nada».
Sobre esta última circunstancia, el dueño del local recaba la confirmación de su hijo sobre un caso que considera claramente ilustrativo: «Nos pagaron 3,50 euros todo con monedas de 10 y 20 céntimos porque ya iban de regreso». Otra de sus experiencias es que «muchas veces lo que hacen es curiosearlo todo, revuelven aquí y allá y se van sin comprar nada». Concluía que «no son necesarios muchos estudios de mercado para saber cómo funcionan» los viajeros de los trasatlánticos.
Los que sí notaban ayer claramente la presencia de los cruceristas era uno de los comercios de la calle Real que está regentado por chinos y que a las once de la mañana ya estaba abierto al público.
Establecimientos hosteleros
También la hostelería fue un sector beneficiado con la presencia del Independence of the seas ayer en el puerto coruñés, y prueba de ello es que a primera hora de la tarde la mayor parte de las terrazas de la zona centro de la ciudad estaban ocupabas por los turistas procedentes del crucero.