El italiano ganó su séptimo Gran Premio de Italia consecutivo, Pedrosa acabó tercero y Lorenzo sufrió una caída
02 jun 2008 . Actualizado a las 12:05 h.Queda claro que MotoGP necesita a Jorge Lorenzo. Aún con el mallorquín en la pista, Valentino Rossi habría sido el claro vencedor de ayer en Mugello. Pero la tensión habría sido otra, al menos en relación a los puestos de podio. Lorenzo se cayó cuando aún faltaban 17 vueltas para el final y mientras se arrastraba por el asfalto se llevaba consigo toda la salsa de la carrera. Quedaba un dominio insípido de Valentino, que lograba su tercera victoria consecutiva tras las de China y Francia.
Mugello despliega sobre los rivales de Rossi un miedo escénico similar al que experimentan los equipos de fútbol que visitan el Bernabéu. Son ya siete años consecutivos adjudicándose el gran premio de casa, y esta vez coincidiendo con una segunda juventud tras hacer tabla rasa con sus recientes problemas, como su deuda con hacienda o sus relaciones personales. Rossi ha ordenado su vida y, de paso, su cabeza en la pista.
Pero el italiano no comenzó con buen pie. Dilapidó su pole position en los primeros segundos, cuando quedó relegado al cuarto puesto con un Dani Pedrosa que pronto intentó irse en solitario. Pero Stoner también comienza a desperezarse a estas alturas de campeonato, y el australiano rondó al catalán como un insecto a lo largo de toda la carrera.
Rossi se sacudió a los más lentos y muy pronto acompañó a Pedrosa y a Stoner, mientras por detrás se conformaba un pequeño grupo en el que navegaba Lorenzo. El oriundo de Galicia exhibió toda su velocidad en una meteórica pasada a Hayden (¿de verdad fue campeón del mundo?) en la curva más lenta del circuito y llegó a colocarse quinto por detrás de Dovizioso. Se esperaba una nueva remontada hasta el grupo de cabeza, pero Lorenzo no pudo evitar una nueva caída, aunque esta vez sin consecuencias para su ya magullado cuerpo.
Por arriba, Rossi seguía a lo suyo. Ducati y Honda fueron incapaces de dar alcance a un piloto veterano que ha reencontrado la felicidad y en el sentido de la vida, la mejor gasolina para ser campeón del mundo.