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Base en Carril, ultrafondista en Murcia

DEPORTES

Emigrada a Levante con una beca de baloncesto, la vilagarciana Cristina González acaba de ganar la prueba de 100 kilómetros de Tarrasa tras cambiar el parqué por el tartán

22 oct 2008 . Actualizado a las 02:35 h.

A finales del pasado mes de marzo, la ribadense Ana María Ferradás conquistaba a sus 44 años su tercer título nacional femenino de 100 kilómetros. Tras ella, otra gallega, Cristina González García, finalizaba segunda en la cita de Madrid. Lo hacía con la camiseta del A.?D. Elicroca de Lorca, y con licencia de una Federación Murciana de Atletismo que la privó del subcampeonato al no inscribirla en tiempo. Un fallo que se está intentando arreglar desde la federación, pero que no preocupa lo más mínimo a Cristina.

Y es que la gloria y las mieles del éxito son, con diferencia, las últimas motivaciones que llevan a esta joven de 24 años a pegarse cada día tres horas y media de entrenamiento solitario con el que prepara sus citas de ultrafondo. La más reciente, el sábado en Tarrasa, donde ganaba la segunda prueba de 100 kilómetros de su todavía corta carrera en el atletismo, con la satisfacción de rebajar en 40 minutos su primera marca. De las 10 horas y 34 minutos de marzo en Madrid, a las 9.54 del último fin de semana en tierras catalanas.

Caprichos del destino, Cristina González llegó al mundo del ultrafondo (todo aquello que supera la distancia del maratón) de rebote. La joven arousana ni se imaginaba cubrir algún día 250 vueltas a una pista de atletismo (400 metros) cuando hace cuatro años se incorporó a la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM). Hasta tierras levantinas emigró para cursar la carrera de Fisioterapia con una beca de baloncesto bajo el brazo, tras despuntar como base en una de las mejores canteras de básquet femenino del noroeste peninsular, la Agrupación Deportiva Cortegada de Carril (Vilagarcía). Un club del que su padre, Miguel Ángel González, fue presidente hasta su repentino fallecimiento en el 2003.

Nueva pasión

La llegada hace un par de años de Alberto Meléndez al banquillo del equipo universitario de baloncesto de la UCAM cambió el camino deportivo de Cristina. Meléndez, actual pareja de la vilagarciana, introdujo a su pupila en el mundo del ultrafondo. Y ahora no hay quién aparte a González de su nueva pasión, que compagina con la recta final de sus estudios universitarios.

«No llevaba ni un mes corriendo y me apunté al maratón de Valencia. Me fue bien. Calculábamos que me llevaría unas 4 horas, y lo corrí en 3.50». Desde entonces, media docena de maratones, con una marca personal de 3 horas y 27 minutos, y un buen puñado de medios maratones, con 1.35 como marca.

«Lo primero que piensa la gente es que estoy loca», reconoce sin el menor pudor Cristina. ¿Qué le llevó a abandonar el parqué de las canchas de baloncesto por el tartán y el asfalto? «Me gusta entrenarme durante horas, y ver cuántos kilómetros soy capaz de correr. Tengo más facilidad para la resistencia que para la velocidad».

Dedicarse al ultrafondo también tiene sus ventajas. «Corriendo tantas horas me da tiempo para acordarme de todo el mundo y olvidar los problemas». Algo muy de agradecer cuando, como Cristina, se está «muy lejos de casa». Además, «en este tipo de pruebas hay un trato muy humano entre los que participamos. Nos animamos entre todos» para superar retos que para el común de los mortales parecen del todo inhumanos.