Se repite la historia. La pólvora mojada condenó al Celta B ante un Barakaldo ultradefensivo que aprovechó su oportunidad para llevarse los tres puntos. Igual que quince días atrás el Marino y unas jornadas antes el Real Unión. El filial crea las mismas ocasiones que el curso pasado en casa, pero Barreiro ha dejado de ser un fortín. Tercera derrota como local.
El Barakaldo intentó neutralizar al Celta B a base de presión y por momentos lo consiguió, pero ni su línea de cinco en defensa impidió que los celestes creasen al menos media docena de ocasiones antes del descanso en el primer acto. Oriol protagonizó las dos primeras antes de los cinco minutos, Jonathan Álvarez protagonizó un disparo ajustado y Rubio evitó el gol con Basauri batido después de un jugadón de Mateo.
La respuesta vizcaína llegó por parte de los míticos Bolo y Urrutia. Un fuera de juego clamoroso no señalado permitió un mano a mano entre el ex Athletic y Yoel, en donde salió ganador el celeste. El eterno aurinegro también encontró la respuesta del meta en un disparo desde la frontal.
Un despiste a la vuelta del vestuario puso el partido imposible para el filial. Asier tras un expléndido control marcó por el centro e hizo más fácil la táctica ultradefensiva de un Barakaldo que acabó defendiendo con todas sus unidades dentro del área, como si fuera un muro de contención. El Celta B, que metió a todo su arsenal ofensivo en el campo, tuvo capacidad de reacción y oportunidades para empatar, pero de nuevo faltó puntería en las ocasiones de Jordi, Gail y Jonathan. Otro día negro. Y van tres.