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Un Celta con dos caras regresa a la senda del triunfo a costa del líder

X.R. Castro

VIGO

Los vigueses acorralaron a su rival en el primer acto y se acantonaron en un segundo que terminaron en inferioridad

03 nov 2008 . Actualizado a las 17:03 h.

El Celta rompió el maleficio de la equis. En un partido cambiante, con un primer tiempo de dominio absoluto sobre el líder Salamanca y con un segundo en donde la táctica ultradefensiva dio alas al rival, más cuando Roberto Lago fue expulsado por una segunda amarilla surrealista. En medio de la locura los tantos de Dinei y Trashorras le dan a los vigueses un respiro en la tabla y el baño de autoestima que tanto necesitaban.

De nuevo el Celta salió metido en el partido. Quizás no tan eléctrico como en el partido de Copa de Rey, pero desde el arranque no tuvo vértigo a medirse al líder. Quiso el balón, o mejor dicho lo monopolizó, tocó en el medio del campo y encerró al Salamanca en su área. En parte porque los equipos de Amaral se sienten felices en el papel de dominado.

Pero los charros se encontraron con un Celta cargado de pólvora en sus alforjas. Alberto salvó a su equipo en una doble parada a sendos disparos de Ghilas y Dani Abalo -la gran novedad en el once-, pero en el tercer intento fue Pelegrín quien hizo el trabajo. Dinei, que se cayó mucho a la banda derecha -la más activa en la tarde de ayer- buscó un disparo cruzado desde la frontal y el central salmantino acabó entrando con el balón más allá de la línea.

El gol tenía dedicatoria desde un par de minutos antes, porque Notario por un problema muscular tuvo que abandonar la portería celeste por primera vez esta temporada.

Quizás con la lección aprendida, verse por detrás en el marcador no fue sinónimo de recular para el Celta. Los vigueses siguieron teniendo el balón, tocando por abajo y buscando el flanco derecho para seguir incomodando a su rival. Dinei en un par de ocasiones y Trashorras volvieron a divisar portería, aunque sin éxito.

Tan solo en los últimos minutos del acto inicial cambió un tanto el panorama. El Celta perdió metros, los pelotazos de la inamovible pareja de centrales comenzaron a aflorar y el Salamanca se fue al vestuario después de disparar por primera vez desde los tres palos. Lo hizo Quique Martín y permitió entrar en calor a Falcón.

Sufrimiento

El líder asumió su estatus en la reanudación, ya con el Celta mucho más conservador. Los de Amaral tuvieron el balón y rozaron el empate a las primeras de cambio con un cabezazo de Botelho. En poco tiempo el equipo de Murcia se acantonó, montó una poblada defensa, se olvidó del ataque y se dedicó a devolverlo todo. Demasiada exposición y riesgo para un equipo cuestionado en su línea de retaguardia. Como si buscasen la redención a base de flajelarse.

Con su rol dominante el Salamanca siguió alimentando el miedo con un cabezazo de Azkorra que detuvo Falcón -seguro en su primera comparecencia liguera- y con un rechace que recogió Quique Martín en la frontal.

Y cuando parecía que amainaba el temporada el Celta se encargó de complicarse la vida con un lance surrealista que le valió la segunda amarilla a Roberto Lago, por volver al campo supuestamente sin permiso.

Sin embargo con uno menos quien volvió a golpear fue el Celta. Amagó el Salamanca en medio del infarto pero mató el partido Trashorras con un gol antológico desde la frontal.