Firmó su tercer triunfo en el Mundial y abre brecha antes de Barcelona en una carrera en la que Alonso fue octavo
27 abr 2009 . Actualizado a las 02:46 h.En la vuelta 21, Jenson Button dobló a Felipe Massa. El coche blanco de Brawn GP se marchó como una exhalación hacia su tercer triunfo. Al fondo, el Ferrari rojo siguió bregando para superar al Force India de Giancarlo Fissichella. Esa secuencia de imágenes es la esencia del arranque de este Mundial. El Gran Premio de Bahréin confirmó las tendencias de carreras anteriores. Sin lluvia, sin accidentes aparatosos, sin coches de seguridad. Pero de nuevo con el dominio de Button y el ascenso de Sebastian Vettel. El inglés utilizó su parada en boxes como trampolín para superar a los Toyota y ganó de forma casi apacible. Fernando Alonso sufrió para puntuar. Acabó octavo.
Tras un arranque del campeonato asfixiado por los imprevistos, el tránsito por el circuito de Sakhir fue más bien monótono. Con un guión revolucionario, pero bastante plano. En la salida, mientras Lewis Hamilton era propulsado hacia la zona noble, Fernando Alonso se quedaba encerrado y caía a la novena plaza, arrastrado por los Ferrari. Timo Glock superaba a Jarno Trulli.
El doblete de Toyota fue un espejismo de la calificación y de los primeros compases de del gran premio. Los repostajes acabaron de reescribir la carrera. Sin estridencias. En el baile, Button pasó a la primera plaza y se mantuvo firme. Vettel superó a Trulli. Glock acabó pagando en posiciones la osadía de ser el primero en usar neumáticos duros. Y Alonso volvió a pelear por las migajas.
Como estaba previsto, los grandes no encontraron en el tórrido desierto de Sakhir ningún oasis. Si acaso una limosna de puntos para mantener el aliento hasta Europa. Hamilton fue cuarto. Kimi Raikkonen acabó sexto, inaugurando el casillero de Ferrari y evitando la debacle y el escarnio. Pero el podio sigue siendo un lugar prohibido para primeros clasificados del último Mundial. Massa acabó en el puesto 14.
A la espera de Europa
No era un sueño para Button, que abre una gran brecha en el Mundial antes de que el circo llegue a Europa. Tampoco para Vettel. El alemán, con dos podios consecutivos, se ha convertido en la amenaza oficial para los pilotos de Brawn GP, la alternativa al difusor. La ventaja lograda por Brawn exige que el vuelco que esperan los grandes equipos tenga que adquirir rango de cataclismo para que el campeonato se reordene según la lógica del dinero. Quizás el Mundial siga siendo una pesadilla para Ferrari, McLaren y Alonso.