Todos los grandes equipos españoles pretenden fichar a Jonathan Barreiro, de 13 años y 1,92 de altura
21 mar 2010 . Actualizado a las 22:35 h.Acaba de cumplir trece años, pero ya es el objeto de deseo de los grandes de la ACB. Joventut, Unicaja, Baskonia, Real Madrid o Barcelona, entre otros, pugnan por incorporarlo a su cantera. Las dos principales agencias de jugadores del baloncesto español también se han interesado por el futuro de Jonathan Barreiro, cuyo nombre aparece invariablemente unido a un runrún que lo define como algo más que la mayor promesa del baloncesto gallego desde la irrupción de Fran Vázquez, ya que nunca otro jugador de su edad había despertado la atención de tantos equipos.
Mide 1,92, pero no es difícil aventurar que acabará superando ampliamente los dos metros. «No es algo vital ahora mismo saber su proyección de centímetros», afirma Miguel Ángel Ortega, forjador de los últimos talentos de la cantera del Oar a principios de la década de los noventa, entrenador de largo recorrido en Galicia y el técnico que trabaja en el día a día en el Xiria de Carballo con la joven promesa. «En su caso, la altura no es tan importante; juega mucho y bien y sabe relacionarse con el balón. Con nosotros juega de base, tira triples?», señala Ortega, que reconoce que nunca ha tenido en sus manos un joven con tantas posibilidades: «Recuerdo la irrupción de José Ramón Esmorís. Jonathan no solo es un chico alto, es un jugador total, capaz de correr, botar, tirar y rebotear».
Fútbol y baloncesto
El espectacular crecimiento físico lo alejó del fútbol y lo acercó al baloncesto. «No lo hacía nada mal y le encantaba. Incluso si le dices ahora que se ponga a dar patadas a un balón estaría encantado de hacerlo», dice su padre, José Antonio. Desde entonces, concentraciones de promesas en edad alevín, las selecciones coruñesa y gallega de su categoría y en el horizonte un futuro que todo apunta ligado a la cantera de uno de los grandes de la ACB.
¿Barcelona, Málaga, Madrid, Vitoria o Badalona? «La decisión se tomará de forma natural», responde su padre, que califica de excesivo el revuelo que se ha formado en torno a su hijo. Al fin y al cabo, solo es un niño de 13 años que acaba de comenzar sus estudios en el instituto de Cerceda, su localidad natal. «En estas situaciones los clubes están en su mundo, pero en mí caso, para un padre, hablamos de un hijo, así que hay que tener mucha calma y que todo fluya con normalidad», insiste José Antonio, para el que no supondría un disgusto si Jonathan decidiera abandonar la canasta. «Sería su decisión. Juega porque le gusta y le motiva. Eso es todo», indica antes de apelar a la prudencia. Eso sí, no deja de inculcarle algo que considera fundamental. «Trabajo y humildad».
El próximo capítulo de su crecimiento como baloncestista será a mediados de febrero, cuando acudirá a Bilbao para participar en la Mini Copa, un torneo paralelo a la Copa del Rey. Allí, en una competición que en su día descubrió para el gran público a Ricky Rubio, jugará con uno de los equipos participantes, quizá el Joventut, aunque su padre responde con un escueto «sí, ha recibido varias invitaciones». No será su primera experiencia con los mejores jugadores de España de su edad, algo que ya es habitual en los dos últimos años.
Desarrollo natural
A la hora de hablar del futuro de Jonathan, su padre muestra una tranquilidad muy alejada del entusiasmo de Miguel Ángel Ortega cuando se refiere a sus cualidades. «Tiene una actitud ejemplar, amor propio y, sobre todo, tanto él como su entorno aceptan con naturalidad su papel; él podría anotar 50 puntos, pero eso no le ayudaría tanto en su progresión como lo que hace». ¿Y qué le conviene? «Seguir desarrollándose. Pese a su superioridad física, ahora mismo no es un pívot; yo lo definiría como un jugador total», dice Ortega. ¿Fran Vázquez?: «Son distintos. Fran era un gran físico, un jugador específico. Jonathan es un jugador total. Hay que ser prudente, pero, a su manera, silenciosa y reflexiva, es un líder».
Miguel Ángel Ortega no se atreve a señalar cuál debe ser la decisión de Jonathan -«su futuro más inmediato lo decidirá él y sus padres,-, pero sí admite que para su desarrollo como jugador quizá necesita «más competencia y nivel. Trabaja muy bien y yo puedo ayudarle a crecer técnicamente, pero ahora debe competir y compartir equipos con rivales que le creen más problemas». Quizá en Barcelona, Madrid, Vitoria, Málaga o Badalona. Puede elegir.