Un Celta insulso e inofensivo pierde en Valencia y se asoma al descenso

La Voz

VIGO

El equipo vigués no creó peligro y desaprovechó su superioridad numérica en los 20 minutos finales

15 feb 2010 . Actualizado a las 12:13 h.

El Celta no dio noticias de su presencia en el Ciudad de Levante. Los de Eusebio perdieron un partido en el que ninguno de los dos equipos hizo méritos para ganar, pero que los valencianos supieron llevar a su terreno y aprovecharon una de sus escasas ocasiones.

Son ya cinco jornadas consecutivas sin ganar para los célticos. Tres puntos de quince. El descenso cada vez acecha más y el equipo cada vez juega a menos.

El Celta empezó lanzando unos fuegos artificiales en un par de contragolpes llevados por Papadopoulos, que uno de los dos únicos jugadores que cambiaron respecto a la alineación del domingo pasado. El griego consiguió ganarle la espalda a su marcador y así llegó el primer disparo a puerta celeste, a cargo de Vasco.

Esos primeros minutos fueron eléctricos y el Celta tuvo la suerte de que esta vez el árbitro le favoreció al anular a Iborra un gol por un fuera de juego que no existía, tras una falta lateral que cabeceó un compañero al larguero y el centrocampista recogió el rechace enviándolo al fondo de la red.

El partido prometía pero se apagó. Cuando un equipo está en un buen momento se nota casi en cada acción, en cada balón dividido. Y ese es el caso del Levante, que sin hacer maravillas se le veía muy confiado en todo lo que hacía y con muy poco llevaba el peligro al área de Falcón.

El Celta quiso llevar la iniciativa, pero Trashorras no aparecía y arriba los defensas blaugranas le ganaban la partida a los delanteros célticos en todas las disputas.

Los valencianos trataban de sorprender a la contra. Sobre todo por el centro Rubén y Javi Guerra fueron un incordio continuo para los centrales, que cometieron pequeños errores de concentración que estuvieron cerca de costarle caros al Celta, sobre todo en una jugada en la que Guerra se aprovechó de un mal despeje de Túñez y que cruzó en el área pequeña hasta el segundo palo donde Pina no supo meterlo dentro.

El Levante siguió cediéndole el terreno al Celta en la segunda mitad, se sentían cómodos en ese papel de esperar su oportunidad para soltar un zarpazo. Los vigueses ni triangulaban, ni mucho menos conseguían hacer llegar un balón medianamente limpio al área rival.

Era un duelo feo para el espectador. Los levantinos tenían que ganar para seguir mostrando sus credenciales de aspirantes al ascenso, y el Celta lo mismo para no seguir navegando en el filo una jornada más y dar un salto que permitiesen ver las cosas de otra forma. Sin embargo todo conducía hacia el empate a cero si nada ni nadie lo remediaba.

Eusebio pretendió que ese alguien fuese Joselu, a quien había dejado sorprendentemente en el banquillo a pesar de ser uno de los jugadores que mejores sensaciones estaba ofreciendo en los últimos tiempo aunque no tuviese la suerte del gol por culpa de los palos. El de Silleda sustituyó a un apagadísimo Aspas.

El técnico local también apostó por cambiar de punta y metió a Jordá por Guerra. Fue el blaugrana el que en el primer remate del Levante en la segunda parte dio en la diana al aprovechar un centro desde la derecha de Miguel Pérez.

Joselu quiso responder de inmediato poniendo un buen balón que había luchado en el área, peor ni Papadopoulos ni Vasco acertaron a rematar.

La expulsión del goleador Jordá permitió a los vigueses jugar en superioridad los veinte últimos minutos, pero en ningún momento consiguieron asustar al portero rival. Fue un querer y no poder.