La sirena de las seis de la mañana no sonó ayer en Citroën. Ni la de las dos de la tarde, ni la de las diez de la noche. Por primera vez en 50 años, la fábrica viguesa cerró sus puertas por falta de demanda. El mercado europeo impone los ritmos de producción de la factoría de Vigo y el hundimiento de las ventas no deja opción. La cadena tuvo que parar por completo (las dos líneas de montaje) y lo volverá a hacer los días 7 y 10 de noviembre, para dejar de fabricar 1.800 unidades por cada jornada de inactividad.
La medida, que está pensada para reducir la capacidad de producción de la planta en un 20%, ha dejado en casa a los más de 9.000 efectivos que componen la mayor plantilla de Galicia, aunque no habrá secuelas en las nóminas, ya que los paros están pactados con cargo a la bolsa de horas, una medida de flexibilidad incluida en el convenio para las épocas de vacas flacas.
El paro de ayer tuvo repercusión en todo el sector. Aunque Ceaga, el clúster del automóvil, no disponía ayer de datos sobre el número de proveedores que se vieron obligados a parar, fuentes sindicales aseguraron que la medida de Citroën afectó de forma directa a las auxiliares que trabajan en síncrono con la planta, y a todas la cadena logística de transporte, tanto de piezas como de vehículos ya montados.
Citroën viene aplicando acoples de producción en Vigo desde hace dos meses, con paradas todos los viernes de septiembre y octubre en la línea de montaje de los monovolúmenes Picasso. Ha sido la evolución negativa del mercado lo que ha obligado a endurecer los ajustes hasta el punto de reducir la actividad durante el mes de diciembre a tan solo ocho jornadas laborables. El día 11 la factoría cerrará por vacaciones de Navidad hasta el 7 de enero.
La decisión sobre los recortes que se aplicarán a partir de esta fecha dependerá del comportamiento del mercado. Los proveedores trabajan con una estimación, enviada por París el pasado mes de octubre, que inicialmente preveía carga de trabajo para cuatro fines de semana de enero y febrero. Fuentes de PSA ya han explicado que esta previsión ha quedado superada y que, el menos en enero, no habrá fines de semana laborables.
Hay incertidumbre sobre el volumen de producción que el 2009 deparará a Vigo. Pero los últimos mensajes del director, Pierre Ianni, garantizando trabajo para los tres turnos, al menos en enero; y descartando un expediente de regulación de empleo, han insuflado ánimo a una plantilla en estado de shock que todavía no acaba de encajar tan drástica caída de la actividad cuando hasta agosto batían récords de producción.
Final de Draka y Valeo
La jornada de ayer fue difícil para otro colectivo de la automoción. Unos 60 trabajadores, de los cien que componen la plantilla de Draka Cables, firmaron el finiquito dando así cumplimiento al expediente de regulación de empleo por cese de actividad de la fábrica, que deslocaliza su producción en Mos, para trasladarse a un país de bajo coste todavía sin concretar. Los 30 empleados que todavía quedan de retén en la nave, abandonarán la empresa a finales de año, cuando la firma de cableado para automoción cerrará sus puertas. El acuerdo para la clausura del centro le ha supuesto a la multinacional unos siete millones de euros e incluye la prejubilación de cinco trabajadores mayores de 55 años con el cien por cien del salario neto, mientras que al resto se les pagará una indemnización de 65 días por año, sin límite de mensualidades. Además, los 96 empleados contarán con otros 2.000 euros a mayores.
En este contexto de crisis, el comité de empresa de la antigua Valeo en O Porriño (Pontevedra) comenzó ayer un encierro para pedir una reunión con la Xunta y con Cablerías Auto, la compañía que se ha hecho cargo de las instalaciones y de un centenar de operarios que siguen en la misma nave, para que se les comunique si existe un proyecto industrial para dar continuidad a la planta.