Constructores y auxiliares no pueden esperar al coche eléctrico de Sebastián
18 dic 2008 . Actualizado a las 09:16 h.Apostar por un nuevo modelo de coche eléctrico para incentivar un mercado de coches en estado comatoso solo ha servido, de momento, para aumentar el malestar existente entre los constructores de automóviles implantados en España.
Mientras las ventas siguen cayendo en picado (un 49% en noviembre, y bajando), la producción industrial va camino de cerrar el año con un retroceso del 25% respecto al 2007 y las previsiones para el 2009 adelantan una tendencia a la baja de entre el 10% y el 20% (al menos durante el primer semestre), el ministro de Industria, Miguel Sebastián, sigue adelante con el proyecto del coche eléctrico, su idea estrella para sacar al sector del atolladero.
Poco importa el escepticismo demostrado por la Asociación Nacional de Fabricantes de Coches (Anfac) a un plan que tiene como horizonte hipotético para hacerse realidad el año 2012. Allá por donde va, Sebastián saca de la chistera su vehículo verde. La semana pasada, sin ir más lejos, en la India, en donde anunció la próxima creación de un equipo de contacto hispano-indio, de carácter técnico, «para intercambiar tanto proyectos como experiencias en materia del coche eléctrico».
Antes de ir a Asia, hizo lo mismo en Cataluña, para templar los ánimos alicaídos de Seat; días después reprodujo la escena en Valladolid, ante una cada vez más debilitada Renault, y repitió más de lo mismo en Santiago de Compostela, en donde, sin previa conversación con PSA Peugeot Citroën, anunció que la factoría viguesa fabricará coches eléctricos (sin fechas).
El malestar en la industria es cada vez mayor. La propia Anfac ha advertido esta semana de que el 2009 será un año muy difícil y que los fabricantes no pueden esperar por el coche eléctrico de Sebastián. Pero de entre todas las multinacionales implantadas en España, pocas han sido tan claras en su mensaje a Industria como la factoría viguesa de PSA Peugeot Citroën.
El director, Pierre Ianni, ha pedido esta misma semana al Gobierno un plan de urgencia para reactivar ventas que poco tiene que ver con el proyecto estrella de Sebastián. De hecho, el directivo afirmó sin ambages que la intención del Ejecutivo de condicionar las subvenciones al sector a la producción de coches eléctricos y sistemas de bajas emisiones de dióxido de carbono no va a ayudar mucho a esta industria. «Hay que dar capacidad de compra a toda la gente, solo así podremos aumentar la producción», dijo Ianni.
Falta de ideas
En este escenario, de momento, la única ayuda para reactivar las ventas que ha entrado en vigor, y con casi un mes de retraso desde su publicación en el BOE (21 de noviembre) es el nuevo plan VIVE, en su versión mejorada y ampliada, que desde hoy comenzará a aplicarse de una forma generalizada.
El problema es que, según denuncian los concesionarios, este nuevo programa de incentivos para favorecer el achatarramiento de vehículos se topa de bruces contra el mismo problema de siempre, la negativa de los bancos y las cajas a dar luz verde a las solicitudes de financiación.
Fabricantes y vendedores, en su ánimo de salir adelante, no paran de presentar medidas que el Gobierno desoye una y otra vez. La última, la supresión del impuesto de matriculación.
A falta de alternativas, y mientras llega el coche eléctrico de Sebastián, en este año ya han cerrado en España 400 concesionarios de coches, y el goteo amenaza con seguir.