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Trichet advierte de que España no puede posponer más la reforma del mercado laboral

Julio Díaz de Alda

ECONOMÍA

Asegura que el país debe reducir el déficit para mantener la credibilidad

24 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, rompió ayer su tradicional discreción a la hora de referirse a la situación particular de los países -subraya siempre su condición de banquero central de los 330 millones de habitantes de la zona euro- y dejó claro que España debe afrontar una serie de profundas reformas estructurales para consolidar la recuperación económica y sentar las bases del futuro en la mejor condición posible. Cambios que, dijo, «no se pueden evitar, ni se pueden posponer» más en el tiempo.

Como armazón esencial de ese giro, Trichet apostó por la reforma del mercado laboral, para el que defendió «moderación en las reclamaciones salariales y flexibilidad en las retribuciones». Todo en busca de más competitividad.

Es «necesario» reducir las grandes diferencias que existen entre trabajadores fijos y temporales, sobre los que ha caído de «manera desproporcionada» la crisis, explicó el máximo responsable de la autoridad monetaria europea en su intervención en la convención anual de la Asociación de Mercados Financieros. Todas las reformas, dijo, servirán para ganar en competitividad y productividad, porque España, «al igual que todas las economías del mundo», tiene que cambiar su modelo productivo y adaptarse a las nuevas posibilidades de futuro, además de sacar provecho de los cambios importantes de la ciencia o la tecnología.

Credibilidad

Para el presidente del BCE, España debe acometer dichas reformas pensando en «su pasado coherente y de éxito constante» desde que entró en la Unión Europea, además de mantener «su credibilidad» de que puede cumplir con el compromiso comunitario para situar el déficit público por debajo del 3%.

A la espera de que el Ejecutivo apruebe el viernes la Ley de Economía Sostenible, Trichet consideró que España está «en la misma situación que otros países», aunque matizó que quizá «con el desafío particular del sector de la construcción», cuyo peso sobre la economía y el empleo deberá trasladarse hacia otros sectores.

Tampoco quiso Trichet dejar pasar la ocasión para insistir en su mensaje de que es «prematuro declarar el final de la crisis financiera», y dejar clara de nuevo la determinación del Banco Central Europeo de poner fin «cuando llegue el momento» a las medidas excepcionales puestas en marcha para combatir la crisis.

También reiteró el compromiso de la autoridad monetaria de respetar «firmemente» los objetivos en de inflación «a medio plazo», que están «fijados en niveles inferiores al 2%, pero cercanos a esa cifra».

Discurso idéntico

En lo referente a España, el discurso del presidente del Banco Central Europeo resultó casi idéntico al expresado, también ayer, por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien llamó a «innovar las modalidades de contratación» para poder crear empleo incluso con poco crecimiento. Fernández Ordóñez, que explicó en el Senado el proyecto de Presupuestos para el 2010, se declaró «muy contento» por el reciente cambio de actitud de sindicatos y Gobierno, más dispuestos desde hace un mes a consensuar una reforma laboral.

Tras su comparecencia ante los senadores, el gobernador señaló, en declaraciones a los periodistas, que el desempleo es el principal problema a resolver para que en los próximos años la economía española crezca a un ritmo «suficiente» que permita acabar con el paro. También destacó que, en comparación con otros países del entorno, la caída de la actividad ha sido menor en España y, sin embargo, otros mercados han mantenido el empleo debido a que sus normas laborales se adaptan a las distintas situaciones y permiten aumentar la productividad y, con ella, los salarios.

Para el gobernador del Banco de España existe una clara relación entre el desempleo y la morosidad de la banca, dado que la reducción del paro es «clave» para que las entidades financieras ganen solidez y estén «más dispuestas» a prestar recursos tanto a los ciudadanos como a las empresas.