Aena y los controladores aéreos han desenterrado el hacha de guerra. El presidente de la empresa pública, Juan Ignacio Lema, cargó ayer contra los vigilantes del cielo español, a los que acusó de lastrar la competitividad de la compañía por sus elevados salarios, que contrastan con una mínima productividad. El problema de fondo, la negociación del convenio colectivo del sector. Durante una comparecencia en el Senado para explicar los presupuestos del 2010, cuando Aena prevé perder 12.000 millones, Lema aseguró que el coste medio por controlador asciende a 350.000 euros, mientras la productividad se queda en el 0,55%, la más baja de la UE.
Desde la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), se denuncia que la empresa quiere «olvidarse del primer convenio (de 1999) y de los acuerdos firmados por unos y otros en los últimos años para empezar de cero, como si no hubiera derechos adquiridos».