Jáuregui llama al consenso y señala que los esfuerzos para salir de la crisis deben ser compartidos
22 oct 2010 . Actualizado a las 13:17 h.Alfredo Pérez Rubalcaba no suele dar puntada sin hilo. En su toma de posesión como vicepresidente primero se mostró continuista al señalar que el objetivo fundamental del Gobierno -«el mismo de ayer» del presidente- sigue siendo, como no podía ser de otra forma, la recuperación económica y la creación de empleo. Pero acto seguido añadió que lograrlo «exige reformas que hay que hacer, que hay que explicar, que la sociedad tiene que asumir, porque las reformas si no se asumen por los ciudadanos no funcionan». Una forma elegante de decir que la política de comunicación, de la que hasta ahora era responsable María Teresa Fernández de la Vega, no funcionaba como debería.
«Recuperación, reformas, cohesión y austeridad van a ser palabras que ustedes nos van a oír una y otra vez a los responsables de comunicación del Gobierno». Y también lanzó un sutil mensaje con destino al PP: aún queda un año y medio de legislatura. «La acción de gobierno puede cambiar en un solo día la vida de muchos ciudadanos y al Gobierno le quedan muchos días para mejorarla», señaló.
Elogio a De la Vega
Antes, Rubalcaba colmó de elogios a su antecesora, Teresa Fernández de la Vega, de la que destacó sus «muchas horas de trabajo callado, silencioso y sin las cuales un Gobierno no funciona», una tarea menos conocida, ya que la más visible ha sido su labor como portavoz. También señaló que representa «la voluntad de las mujeres por avanzar» y que habrá un «antes y un después» de su vicepresidencia. Y le prometió: «No solo no habrá retrocesos, sino que todo lo que tú tenías pensado se hará».
La mano derecha de Zapatero presumió de su labor en Interior, que admitió ha sido una de las claves de su ascenso. No era el lugar ni el momento para detenerse en analizar los últimos movimientos de la izquierda aberzale, la posibilidad de iniciar un nuevo proceso de paz o de hablar de las relaciones con el PNV.
Por su parte, el nuevo ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, viejo colaborador de Rubalcaba y que lo ayudará en la política de comunicación, la relación con los grupos parlamentarios y el intento de lograr el final de ETA, hizo un significativo llamamiento al consenso. En ese sentido, señaló que el Gobierno quiere que las reformas «se hagan junto con todos, los agentes económicos y sociales y la sociedad». Huyó de los asuntos políticos concretos para referirse al contexto internacional como «uno de los grandes momentos de la historia de la humanidad en que grandes cambios se producen a la vez y reclaman más política que nunca». Señaló que los ciudadanos reclaman que los Gobiernos sean capaces de regular los mercados y la codicia financiera y que los «esfuerzos sean compartidos» para salir de la crisis.