Salvador Martín Aguirre (Cartagena, 1951), ingeniero de formación y hombre especialmente volcado en el mundo de la educación y la cultura, es el director del centro del Opus Dei en Ferrol, donde tiene su sede el Club Roiba. Un club, a cuya junta directiva, formada mayoritariamente por padres, también pertenece Salvador.
-¿Por qué es tan difícil hoy ofrecer a los jóvenes una formación en la que no solo haya conocimientos, sino también valores?
-La gente, lo que quiere es ser feliz. La juventud tiene ideales y es bueno fomentárselos. Pienso que a los jóvenes hay que explicarles el porqué de las cosas, con sentido positivo; que vean el porqué del esfuerzo y las ventajas que tiene para otros o para uno mismo. Ellos, con el tiempo, se dan cuenta de que una actitud egoísta, que además suele ser efímera, no acaba dando la felicidad.
-Lo que tradicionalmente conocemos como cultura europea, ¿está en peligro?
-Soy optimista. A lo largo de la historia ha habido altibajos y Europa supo reponerse de ideologías como el marxismo, que parecía que aportaban mucho al hombre como persona e iban a ser una solución para la sociedad, y con el paso del tiempo se vió que, por el contrario, sumían en la tristeza y en la desesperanza. La Europa actual tiene muchas manifestaciones positivas que estaban en su origen cristiano: la solidaridad, el deseo de respetar los derechos humanos y el desarrollo del afán de saber. El sentido cristiano está en el origen de la cultura europea y contribuyó a hacerla verdaderamente humana y trascendente.