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Dulce sueño de Alonso en un año de pesadilla

DEPORTES

Hamilton, tercero, da un paso más hacia el título gracias a un incidente de Felipe Massa con la manguera

29 sep 2008 . Actualizado a las 02:39 h.

Sabían que estaba en alguna parte, pero nadie la había visto durante todo el año. Algunos ingenieros se dejaban los ojos en el motor devaluado, ese que corre con media caballada menos que Ferrari o McLaren. Otros, desde los despachos de París, rascaban en las cuentas bancarias de la escudería, más modestas de lo deseado, y allí tampoco había rastro. Los de aerodinámica se sumaron a la búsqueda, removieron el túnel de viento, levantaron una aleta sobre el monoplaza y revisaron la quilla del morro delantero. Pero seguía sin aparecer.

Hasta ayer. Porque la coordinación de la búsqueda de todo el equipo en Singapur fue perfecta. Nelsinho Piquet encontró el rastro entre los muros del circuito. El coche de seguridad irrumpió en la pista y el equipo aclaró las ideas. Fue entonces cuando Fernando Alonso la vio en el horizonte. Corrió hacia ella hasta darle alcance y ya no la soltó. La búsqueda había concluido. Tenía en sus manos la victoria.

En un año complicado y un fin de semana imposible, Fernando Alonso obró el milagro con nocturnidad y gracias a la ayuda de los elementos. Partía decimoquinto por culpa de una avería en la jornada de clasificación pero después de dejar claro que la inédita pista de Singapur se adaptaba como un guante a su R28. En muy pocos metros y lijando el muro izquierdo remontó tres posiciones hasta dar con un Jarno Trulli con mucha carga y poca prisa. Logró rebasarlo y minutos después realizó el primer repostaje, uno de los más tempraneros de la noche.

Fue entonces cuando Piquet hizo uno de los trabajos más valiosos de la temporada para los intereses de Renault. El brasileño obligó al coche de seguridad a irrumpir en la carrera después de destrozar su monoplaza. La mayoría de los pilotos que rodaba por delante de Alonso necesitaban gasolina y el pit lane estaba cerrado. Nico Rosberg y Robert Kubica tuvieron que saltarse el semáforo a riesgo de quedarse secos. Dos rivales menos para el asturiano. Más arriba, Ferrari hacía un bocadillo con Hamilton, con Massa de líder. Los tres entraron a boxes dispuestos a arañar milésimas vitales que podían decidir un Mundial. El brasileño recibió la indicación de volver a pista cuando la manguera aún estaba en las tripas de su Ferrari por lo que acabó paseando el tubo por todo el box y dinamitando sus opciones de puntuar. Raikkonen pagó la espera y Hamilton regresó a pista con más calma al ver el desaguisado de su rival.

En cuanto Trulli, que rodaba primero, realizó su repostaje, Alonso se quedó liderando la carrera. Abrió ventaja para evitar agobios con Rosberg y Hamilton pero, a siete vueltas, el coche de seguridad regresó por un accidente de Sutil y los coches volvieron a juntarse. Pero Alonso no dio opciones. El 2008 será el peor año del último lustro pero ayer se dio el gusto de ver a Hamilton desde el escalón más alto del podio.

Alonso cerró el puño. Fuerte. Después de siete meses de persecución había atrapado la victoria más escurridiza de su vida.