Hamilton acabó segundo y Button fue tercero en una carrera marcada por el accidente de Webber
30 jul 2010 . Actualizado a las 15:55 h.Hay días en los que la fórmula 1 hace honor a su peor fama. Estira y encoge a voluntad sus flexibles normas. Pone fin a las carreras en los despachos. Y convierte una carrera en burocracia. Ayer fue una de esas jornadas. En el Gran Premio de Valencia, el triunfo de Sebastian Vettel (Red Bull) quedó enterrado por la irrupción del coche de seguridad y por las decisiones de los comisarios de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Esas circunstancias arrancaron del podio a Fernando Alonso, que viajaba cómodamente en la tercera posición y recortaba tiempo con un Lewis Hamilton que conducía un coche tocado.
La carrera comenzó con un guión prometedor para el bicampeón. En la salida, Vettel mantuvo la primera posición. Pero Webber cedió ante Hamilton y un agresivo Alonso. El asturiano incluso llegó a situarse en paralelo con el piloto británico en su lucha por la segunda plaza, pero su rival resistió el pulso.
Cuando parecía que las principales cartas estaban repartidas, el accidente de Webber y Heikki Kovalainen en la novena vuelta del gran premio desencadenó el caos. El australiano intentó adelantar al nórdico y se encaramó sobre la parte trasera de su coche para salir volando. La sombra de la tragedia planeó sobre Valencia. Pero Webber salió por su propio pie del coche. El drama solo fue deportivo. El choque provocó la salida a pista del coche de seguridad. Y este, en lugar de colocarse al frente o a la cola del pelotón, se incrustó entre Vettel y Hamilton, dando ventaja al alemán y cortando las alas del británico y de Alonso. Pero, una vez más, el piloto de McLaren no pudo contener su voracidad, y adelantó al safety car justo después de que este se incorporara a la pista. Tras el parón y del baile de boxes, Alonso quedó en una frustrante décima plaza. Veinte vueltas más tarde Hamilton fue castigado con un ridículo drive through que lo dejó exactamente igual que antes de la infracción. Segundo.
Tras algún que otro escarceo con Buemi y Kobayashi, Alonso acabó noveno, pero ascendió un puesto gracias a otro castigo simbólico de cinco segundos a nueve pilotos por rebajar la velocidad mínima permitida con el coche de seguridad en pista. Quizás un inútil guiño a Ferrari para aplacar su ira.
El triunfante Vettel se recupera en la clasificación. Hamilton aumenta su ventaja en el liderato. Button, tercero en el podio, se mantiene en la lucha. Y Alonso sigue en una especie de tierra de nadie. Su margen de error se va reduciendo. Y sus rivales crecen y se multiplican.