El decano de los rectores, como lo llaman sus dos colegas (es el único que ya revalidó su segundo mandato), acostumbra a llevar el hilo principal del discurso. Catedrático de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial, lejos quedan sus intervenciones como rector más joven en acceder al cargo en la USC.
Asegura que la oferta de una titulación no debe reducirse únicamente por su baja inserción laboral, pero es más flexible que Gago al reconocer que sí hay que ajustarse a la demanda de los empleadores «nun axuste case en tempo real». Ni la universidad es una balsa de aceite en la que cada docente e investigador tiene su ritmo, ni difiere tanto de otras empresas o instituciones. «Non somos tan distintos, somos distintos porque temos unha función distinta, pero non somos nin mellores nin peores».
¿Que aún queda algún profesor que sigue dando clases con los apuntes de hace 30 años? Evidentemente, como admite, «hai xente que rende pouco; nós mesmos estamos atados porque non temos mecanismos propios ou externos para poñer couto a certas disfuncións. Pero ¿en que lugar non ocorre? Os mil traballadores dunha empresa cumpren?», señala.
Espacio europeo
La financiación es otro de los temas que no elude Barro. «Levamos dous anos construíndo o espazo europeo da educación superior en canto á oferta de títulos e o noso plan de financiamento non puxo un can nese sentido». Lo mismo ocurre con la transferencia de tecnología, la creación de empresas... Muchos requisitos que exigir a una universidad que además de no verse respaldadas en lo económico tampoco se ven respaldadas socialmente. «Parece que temos que convencer do obvio, que investir en coñecemento é fundamental, que ademais é o discurso público dos políticos», concluye.