Exportadores de pescado, transportistas y trabajadores son los más afectados
07 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.Para echar más leña al fuego que arde sobre la contratación de la autovía de Barbanza, el PP aseguró que el cierre del trazado -que obliga a recorrer 40 kilómetros por la vieja carretera de Padrón a Ribeira- supone unas pérdidas de tres millones de euros mensuales en la comarca. Sin valorar si la cifra es corta o larga, empresarios, sindicatos, vecinos e incluso concellos sí señalan que este corte se traduce tanto en perjuicios económicos como en auténticos suplicios diarios.
De trastornos con euros de por medio saben los exportadores de pescado. Francisco González habla desde el puerto de Ribeira: «Hai días que non podo comprar sardiña porque non esperan os camións para levala ata A Coruña. Antes, non se ían ata a unha da tarde, pero agora teñen que saír ás doce para chegar aos mercados nacionais e ás veces o peixe non está listo a tempo». Cifra en 300 euros las pérdidas de una de estas jornadas.
La razón no se la quita Manuel Martínez, que se gana el pan mandando pescado a Portugal. «Ten que estar en Matosinhos a iso das catro da mañá e agora, se ven tarde do mar, xa non se manda», dice. El hombre es claro al indicar que el problema no sólo lo tiene encima el medio centenar de exportadores de Ribeira, sino toda la flota: «Se non lle colles o peixe o primeiro día e teñen que esperar ao seguinte ou mandalo a conxelar perden moito», indica.
En una comarca que vive del mar, el suma y sigue de trastornos es para las conserveras. Desde la de Escurís Batalla, el director comercial, Javier Sedofeito, cuenta que su empresa mandó una circular a los clientes para advertirles de que, si bien lo habitual es que los pedidos lleguen a toda España en 48 horas, ese tiempo está ahora a merced de las colas que sufran quienes llevan la mercancía desde A Pobra a Santiago. «Ás veces non chegamos para enlazar ben coas rutas nacionais», indica.
Si unas empresas cifran en euros o imagen las pérdidas, otras deben hacerlo en malas caras de sus clientes. Como Arriva, que ahora va de Ribeira a Padrón exclusivamente por un trazado infernal: «Los autobuses no solo sufren atascos por la inhabilitación de la vía, sino por la saturación de las restantes», asegura Javier Gilda, director de operaciones de la firma.
Gilda no dice si sus clientes expresan el malestar en voz alta. Sin embargo, quienes sí dan testimonio de las quejas de los trabajadores, no del transporte, sino de cualquier sector, son los sindicalistas. Desde Comisiones Obreras, Xosé Lamela cuenta las hazañas de los muchos obreros pontevedreses o portugueses que, a diario, se desplazan a alguna obra de Barbanza. Y Xoán García, de la CIG, señala: «Os traballadores madrugan máis e non poden desprazarse a comer ás súas casas».
Distintas situaciones
Sin embargo, los problemas laborales son sólo la punta del iceberg: los alcaldes se reúnen a diario con técnicos de la autovía por los conflictos que ocasionan desmontes y rellenos; en Boiro se originó un enfrentamiento social de enjundia al trasladar el mercado para descolapsar el centro, los accidentes en la vieja carretera se multiplican... E incluso el Sergas mueve ficha. Desde el hospital dicen que se agilizará el helipuerto ante la escasa movilidad de las ambulancias: hora es de que Barbanza saque algo en positivo de la pesadilla que padece.