La historia reciente de siniestros en aguas interiores de la ría de Ferrol se inició en 1995 con el encallamiento en la bocana de la ría del mercante Aegean Star , cargado con 63.000 toneladas. La causa fue un error en la maniobra de entrada.
Le siguieron los que tuvieron el viento como protagonista. Así, en enero de 1998, Ferrol vivió el desastre de la plataforma Discoverer Enterprise cuando se encontraba en la fase final de armamento, al igual que el Juan Carlos I . Vientos con fuerza superior a los cien kilómetros por hora empujaron el costado del casco, una inmensa vela de acero, y rompieron las estachas con las consecuencias ya conocidas.
El nombre del Discoverer parecía llevar cierto halo de mala suerte, pues la Discoverer Spirit , poco más de un año más tarde, también fue arrastrada por el viento contra la costa mugardesa cuando se encontraba en el punto de fondeo de Santa Lucía, en aguas interiores. Pero también con fortuna, porque en el Aegean Star y la segunda Discoverer los daños fueron escasos, en una ría muy resguardada de los grandes temporales y que sirve de abrigo para muchos buques.
Embudo
Estas rachas de viento en el embudo que forma la ría de Ferrol juegan malas pasadas también en la orilla del mar. En septiembre del 2006, el huracán Gordon se llevó los tejados de dos edificios levantados por una cooperativa obrera. Un golpe rápido del huracán arrancó de cuajo las cubiertas fabricadas en chapa de aleación de aluminio ondulado.