La Costa da Morte es una de las comarcas más afectadas, donde el retorno empezó ya en el 2009
08 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.En el año 2000, Fuerteventura era Eldorado para miles de gallegos que se buscaban la vida, y muy bien, en la construcción y en el turismo, sobre todo, pero también en otros sectores. Hace exactamente una década, la isla majorera vivía su particular cénit económico: se levantaban edificios sin parar, nacían bares y restaurantes gallegos, siempre llenos y en los que era difícil coger una mesa libre a las horas punta. Familias enteras de la Costa da Morte (la comarca gallega más vinculada a la isla) ponían proa hacia las Canarias, eligiendo Fuerteventura en primer lugar, aunque es evidente que ha habido también un éxodo muy importante hacia la vecina Lanzarote y hacia el sur de las dos cabeceras, Tenerife y Gran Canaria.
Hoy, el panorama es totalmente distinto. La crisis ha azotado sin piedad Fuerteventura, que registra una de las tasas de paro más elevadas del archipiélago, que ya roza el 27% y es a su vez la más alta de España. El turismo ha bajado y la construcción se ha paralizado. Con esos mimbres, que empezaron a trenzarse hace ya algo más de un año, los gallegos han emigrado de la emigración. Y de aquellos 14.000 que pudo haber en los años del bum -entidades como Alexandre Bóveda realizaron estudios estadísticos serios, dada la complejidad de realizar cálculos en un sector de movilidad constante-, hoy no no quedan ni la mitad, según diversas fuentes consultadas. Han sido miles los que han retornado, pero la presencia eran tan fuerte que siguen siendo miles (unos 6.000) los que permanecen en la isla.
Dificultades de empleo
Los municipios gallegos han notado el flujo de vuelta. El alcalde de Muxía señala que la mayoría ya regresaron. El de Fisterra, lo mismo, y sitúa el inicio del retorno un año atrás. La diputada Marisol Soneira, de Camariñas, constata cómo muchos que volvieron quieren embarcarse de nuevo, pero en estos años no han realizado los cursos obligatorios y eso les dificulta el empleo. «Iso, e que o traballo neste sector tamén está fastidiado». Marisol Piñeiro, otra diputada y edila en Carnota -tal vez el municipio con más emigrantes en la isla-, corrobora que vinieron muchos de vuelta, «pero aínda quedan», matiza.