El secretario general del PP coincidió ayer con el presidente de la Diputación de Ourense en Viana do Bolo
15 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.«No voy a valorar lo que ha salido publicado, porque eso pasó antes del 30 de enero, y es pasado». Así respondía Alfonso Rueda, secretario general del PP y conselleiro de Presidencia, a la pregunta de La Voz sobre la polémica levantada por las contrataciones realizadas desde la Diputación en los días previos al congreso ourensano en el que José Manuel Baltar fue elegido presidente provincial. Entre los que firmaron esos contratos había varios compromisarios en el cónclave, situación que la oposición tacha de «escándalo».
Rueda aseguró también que no había mantenido ningún tipo de conversación al respecto con el presidente de la Diputación, José Luis Baltar, y que tampoco tenía pensado hacerlo. «Solo conozco el tema por lo que leo en el periódico», apuntó, para después añadir que «si hay que dar alguna explicación la tendrá que dar quien la tiene que dar, no yo», aclaró. Rueda zanjó así su posición sobre la polémica, reiterando su intención de mirar al futuro y dejar atrás el pasado, con las miras puestas en las municipales del 2011, para lo que apeló a «trabajar todos juntos».
El conselleiro hacía estas declaraciones al remate del desfile de folións en el Domingo Gordo de Viana do Bolo, concello gobernado por Andrés Montesinos, que fue duramente criticado hace unas semanas por José Manuel Baltar al haber cambiado su sentido de voto en el congreso y apoyar a Juan Manuel Jiménez después de haber firmado el manifiesto por él promovido para medir sus apoyos. El titular de Educación, Jesús Vázquez, el delegado de la Xunta, Rogelio Martínez, y el portavoz autonómico del PP, Antonio Rodríguez Miranda, también quisieron arropar a Montesinos, en una jornada en la que mantuvo su primer encuentro público con Baltar, padre e hijo, que también se desplazaron hasta Viana. Ambos llegaron al inicio del acto, alrededor de las once, mientras que Rueda lo hizo cerca de la una de la tarde, minutos antes de que los Baltar se fuesen, justificando su marcha prematura en otros compromisos. Es por ello que coincidieron escasos cinco minutos. «Apenas hemos tenido tiempo de saludarnos, coincidimos poco tiempo porque no podían quedarse a la comida», explicó Rueda.