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Gallardón ordena a la Xunta reparar su sede en Madrid por riesgo de desprendimientos

M. Cheda

GALICIA

El estado de la Casa de Galicia en la capital de España obliga a gastar más de medio millón de euros en obras

14 abr 2010 . Actualizado a las 12:48 h.

Amén de la militancia en el PP, el jefe del Ejecutivo autónomo, Alberto Núñez Feijoo, y el alcalde de la capital de España, su tocayo Ruiz Gallardón, comparten una estrecha amistad. Pero, como ocurre con aquello de lo cortés y lo valiente, tampoco la sintonía entre personas quita el debido rigor institucional. Prueba de ello es que, por mor de un requerimiento urbanístico «urgente» del Ayuntamiento madrileño, la Xunta habrá de gastar más de medio millón de euros en reparar su sede en aquella ciudad, la Casa de Galicia en Madrid, cuya fachada, a juicio de los técnicos municipales, presenta un «peligro inminente de desprendimientos a la vía pública». La obra, que va a durar nueve meses a lo sumo, se halla desde ayer en fase de contratación.

Ecléctico y de líneas historicistas, el palacete en cuestión se sitúa, dentro del céntrico barrio de Los Jerónimos, en la confluencia de las calles Moreto y Casado del Alisal, o sea, cerca del Museo del Prado y del Thyssen, así como del parque del Retiro. Su levantamiento arrancó en 1924, si bien fue remozado íntegramente en 1990, dos años antes de que la Administración autonómica lo incorporase a su patrimonio. «Desde entonces, no se ha dispuesto ninguna actividad de mantenimiento ni conservación, por lo que ha ido deteriorándose. Han aparecido extensas patologías de carácter menor [...] que deben resolverse de inmediato, evitando una degradación mayor en la imagen de un edificio que por su presencia es reflejo y referencia de la comunidad gallega en Madrid», concluye el arquitecto Julio Touza Rodríguez en el recién aprobado proyecto de reforma del inmueble.

Dicha memoria detalla las «múltiples deficiencias», ninguna de carácter estructural, apreciadas por el redactor del documento: fisuras en paredes y techos, humedades en el sótano, desconchados de fachada, roturas en cornisas y molduras exteriores, deficiente impermeabilización de jardineras y terrazas, inundaciones frecuentes en el foso del ascensor, chimeneas con grietas «que pueden ser motivo de colapso de las mismas», oxidación de un tejadillo metálico... No en vano, los gestores de la propiedad han ordenado la colocación de redes de contención en varias zonas al objeto de prevenir accidentes.

Por seguridad y decoro

Aunque, más que la constatación de todos esos males, en la decisión del Gobierno de Núñez Feijoo de subsanar el problema han pesado sobre todo las exigencias del consistorio al cargo de Gallardón. Sus demandas de actuación en el complejo se vienen sucediendo desde el 21 de noviembre del 2007, cuando el departamento de Bomberos, después de caer a la calle una concha decorativa del balcón principal, emitió un informe denunciando el riesgo que el estado del bloque suponía para los peatones, un parecer que luego refrendaron inspectores locales enviados a la zona.

En una de las últimas notificaciones remitidas a la Xunta a propósito de este asunto, el Ayuntamiento, esgrimiendo las normas vigentes en materia de construcciones ruinosas, instaba a «dar solución definitiva a las patologías existentes y devolver a la finca el estado de salubridad, ornato y presencia urbana que se exige, y, sobre todo, garantizar la estabilidad y seguridad del edificio, evitando que puedan desprenderse partes de los revocos y eventualmente producir daños a los viandantes».

No sin cierta demora, la Consellería de Presidencia, a través de la Sociedade Pública de Investimentos (SPI), acaba de licitar la ejecución de trabajos paliativos en el palacete por un importe tope, IVA incluido, de 589.799 euros. A tenor de las bases reguladoras del expediente, su adjudicación no quedará resuelta en caso alguno antes de finales de junio. De modo que la compañía beneficiaria difícilmente va a despachar la encomienda dentro del 2010.

En esencia, la labor de los operarios consistirá en adecentar partes de las cubiertas, las terrazas y el sótano, además de la «práctica totalidad» de la fachada. De hecho, solamente la restauración de esta última absorberá casi la mitad (47,8%) de los fondos presupuestados para el global de la inversión, según lo programado por Julio Touza.