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El Ciudad rompe las tablas ante el Lugo con un autogol de Moncho

Marcos Pichel

CDLUGO

29 sep 2008 . Actualizado a las 11:15 h.

El primer derbi del curso para el Lugo iba camino de tablas ante el Ciudad de Santiago. Sin ocasiones claras por ningún equipo, la mala fortuna de Moncho en un despeje le dio los tres puntos a los de Santiago.

Jugaba al despiste el Ciudad. Capi, el central, llevaba a sus espaldas el número ocho; Dopico, lateral izquierdo, el 5. Todo un lío, si se tiene en cuenta que la numeración de los compostelanos era la tradicional, del 1 al 11, y no cada jugador con un dorsal propio, como el Lugo. Al margen de lo anecdótico, saltaba al campo con la intención de sorprender a los locales. Pero se quedaba en eso, porque el empuje inicial visitante, comandado por un Josito ubicuo, se diluía con el paso de los minutos.

A la vez, en el Lugo se erigía una figura por encima de las demás. Debutaba en el Ángel Carro esta temporada Noguerol, acompañando en la punta de ataque a Losada en una alineación de vocación ofensiva, la planteada por Fonsi Valverde. Noguerol era el hilo conductor del juego rojiblanco, y cuando descargaba el balón a las bandas, en donde estaban Tornero y un Manu dejado fuera de la convocatoria por error en la transcripción, llegaba el peligro local. No tenía problemas para contener las embestidas por el centro el Ciudad, que había dejado en el banco a dos pesos pesados como Changui y Maikel. Es más, por momentos, sabedores del potencial creativo que esconde en sus botas Rubén Durán, el vigués era sometido a una vigilancia especial por parte de los santiagueses.

Se había hecho con el mando el equipo local. El campo tenía una ligera inclinación hacia el área de Mackay que, sin embargo, no tuvo especiales problemas para resolver las ocasiones que generaban los locales, que a veces entraban con facilidad en su recinto, pero no conectaban disparos peligrosos. Era escaso el ritmo y nula la pegada de los dueños del campo.

El Ciudad comenzaba a pagar la distancia que había entre los mediocentros y el ataque. Una desconexión que se iba a acrecentar con el paso de los minutos (Josito tenía que bajar para entrar en contacto con el cuero), y en la que iba a vivir como pez en el agua el local Manu al inicio del segundo tiempo. Tomaba el testigo de Noguerol, y se convertía en una pesadilla para los defensores, sobre todo un Jesús Sánchez que le dejaba demasiados espacios y no sabía cómo detenerlo.

No encontraban profundidad los compostelanos, hasta que el ex rojiblanco Marcos Suárez, en el primer balón que tuvo con claridad, desbordó a Aira y centró al hueco. Con toda la mala suerte del mundo, el cuero le llegaba a Moncho que, solo en el área pequeña, lo introducía en su propia puerta.

Al Lugo le quedaban poco más de veinte minutos, y el recurso del balón a la olla y de la inspiración del más buscado y recién entrado en el campo Obús de Portomarín: Sergio. Pero el Ciudad cerró todos los huecos, y el delantero lucense apenas encontró alguno por el que acercarse a su hábitat, al área. Desde el gol, los locales se ausentaron, y los compostelanos pusieron el cierre al partido.