Un emigrante abre un negocio en Lugo tras ser secuestrado en México

LUGO

Cesáreo Señor regresó hace año y medio a la tierra en que nació su padre, originario de Vilaxe, en A Pontenova

23 feb 2009 . Actualizado a las 12:00 h.

Abandonar México, el país en que nació, y abrir un negocio de hostelería en Lugo en tiempos de crisis económica. En menos de tres años, Cesáreo Señor Joan, de 39 años, ha tomado dos decisiones clave. La primera le ha dado seguridad y tranquilidad -quizás incluso le haya salvado la vida-, después de ser liberado del secuestro que sufrió y que empujó a la mayoría de su familia a marcharse del país azteca. Con la segunda, este emprendedor, que es hijo de un emigrante natural de Vilaxe (A Pontenova), alberga la ilusión de «volver a conseguir una estabilidad económica».

Tras vivir durante un tiempo en Canadá, Cesáreo llegó a Lugo hace uno y medio con su esposa Gina y sus hijos, Cesáreo, de 7 años, y Regina, de 11, -los tres residen ahora en Estados Unidos-. En la capital amurallada, el hombre encadenó trabajos temporales en los sectores de la hostelería y de la construcción hasta que se animó a dar el salto y montar su propio negocio: una tapería mexicana que abrió sus puertas hace menos de dos semanas.

«Todo el mundo te dice que no es el momento, pero si te esperas a que alguien te diga cuál es el momento de abrir un negocio, no lo harías nunca», destacó Cesáreo en El Agave, su pequeño establecimiento hostelero. «Es el único sitio de Lugo en el que se prepara comida realmente mexicana», aseguró a La Voz con un aquel de orgullo.

La cocinera Elsa Ortega Vázquez y la camarera Korina Pérez Díaz, ambas de origen mexicano, lo acreditan. Molletes (pan con frijoles -alubias negras-, queso gratinado y guacamole), empanadas de tinga (pollo sazonado con tomate, cebolla y especias), arroz a la mexicana, tacos de alambre -«lo que ustedes acá conocen como burritos»- son algunas de las tapas o «platillos» con que han empezado a deleitar a los paladares lucenses.

Chiles jalapeños

Para cocinar las especialidades, en la cocina no faltan: guindillas como chiles jalapeños, serranos, axiote, maseca (harina de maíz), frijoles o tortillas. «Mucha gente tiene una mala idea, relaciona la comida mexicana con el picante y no es verdad. Alguna comida pica, pero no es un picor que te destroce el paladar sino que te sigue agradando», explicó Korina, que llegó desde México D.F. hace cerca de dos años.