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Paraguay se prepara para cambiar el color de su Gobierno

Arturo Lezcano

INTERNACIONAL

20 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El concepto de cambio es casi tan desconocido en Paraguay como lo es el propio país para el resto del mundo. Las elecciones de hoy en el país guaraní, sin embargo, despiertan un inusitado interés porque por primera vez en 61 años puede modificarse el color del partido en el poder.

Desde 1947, el Partido Colorado (conservador) maneja Paraguay. Lo hizo durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) y, en democracia, hasta hoy mismo. Lo que está sobre la mesa en las elecciones no es ni más ni menos que la posibilidad de dar un volantazo a la historia de un país con los peores índices económicos del continente junto a Bolivia, que en los últimos años ha sido azotado por tragedias, asesinatos políticos y epidemias.

Pese al leve crecimiento impulsado por el alza internacional de los precios agrícolas, la pobreza azota a más de la mitad de la población, la deuda externa ahoga las arcas públicas y la emigración marca la pauta de las nuevas generaciones en un país que vive del campo y de la economía sumergida.

Desde el 2006, los agricultores piden una redistribución de las tierras en torno al candidato del cambio. Se llama Fernando Lugo, un ex obispo en la órbita de la teología de la liberación que ya ha lanzado su órdago para hoy con un guiño religioso: «Si gano, el país resucita». Lugo, con un 34% de intención de voto, encabeza una heterogénea coalición, la Alianza Patriótica para el Cambio, en la que caben todo tipo de tendencias, incluida la liberal. Lugo ha prometido que pondrá en marcha una profunda reforma agraria, revisará la política exterior, ahora de fuertes lazos con Estados Unidos, y terminará con la corrupción, marca indeleble del país.

Nueva vía

Lugo ha sido fustigado por el Gobierno por su supuesto vínculo con Hugo Chávez, Evo Morales y hasta las FARC, por más que él se considera representante de una nueva vía para el continente. Lo evidente es que una victoria del ex obispo, suspendido por el Vaticano, terminaría de trazar el viraje del Cono Sur hacia la izquierda.

Para tratar de mantener Paraguay como isla política en la región, el Partido Colorado presenta como candidata a una mujer, lo que en sí mismo ya es también un cambio histórico. Se trata de Blanca Ovelar, protegida del presidente Nicanor Duarte, del Partido Colorado, que tiene 800.000 afiliados (más del 10% de la población). Nadie duda de que si gana Ovelar (29% de apoyo), el continuismo marcará la pauta de su Gobierno.

Paraguay, marcado a fuego por los militares, tiene en un general retirado y golpista a su tercer candidato con posibilidades de triunfo. Lino Oviedo, con un 28% en intención de voto, ha sido un símbolo de la política moderna en Paraguay. Ayudó a derrocar a Stroessner, fue presidenciable y hubo de exiliarse. Pero siempre se ha levantado y se da por descontado que Oviedo tendrá su cuota de poder si Ovelar se hace con la presidencia.

¿Pero puede ganar el Partido Colorado con seis puntos porcentuales por debajo del favorito? La duda del fraude está presente y la oposición ha solicitado la presencia de cientos de observadores internacionales. A muchos, Duarte los ha tildado de «agitadores» dispuestos a causar disturbios si gana Ovelar.