El presidente ruso, Dimitri Medvédev, logró ayer que Armenia y Azerbaiyán se sienten a negociar el arreglo del conflicto del Karabaj, en un intento por recuperar el papel mediador de Rusia en el Cáucaso, cuestionado tras la reciente guerra con Georgia.
Conseguir sentar cara a cara a los presidentes de Armenia, Serge Sargsian, y Azerbaiyán, Iljám Alíev, ya de por sí es un logro que también se planteaba el Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), mediador en el arreglo del conflicto e integrado por EE.?UU., Francia y Rusia.
Medvédev fue el único de los tres participantes que compareció ante la prensa para dar lectura a la declaración conjunta, firmada por los tres. Sin embargo, el papel exclusivo de Rusia y su líder parece terminar aquí, pues la declaración solo menciona la mediación del Grupo de Minsk.
En efecto, los presidentes, dice el documento, «reiteraron la importancia de la continuación de los esfuerzos mediadores de los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE».
Entre 1991 y 1994 la guerra por el control del Karabaj (enclave armenio en territorio azerbaiyano) supuso la muerte de 25.000 personas en ambos bandos y fue ganada por los armenios, que contaron con el apoyo logístico y militar de Rusia.