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El fundamentalismo cristiano marcó los ocho años de Bush

Victoria Toro

INTERNACIONAL

Impuso su fe en muchos asuntos, pero sin mostrar caridad por los pobres

14 ene 2009 . Actualizado a las 15:09 h.

Lo que él cree y, sobre todo, lo que él no cree, han sido aspectos fundamentales de su Gobierno. Por ejemplo, él cree que Dios creó el mundo y a los seres humanos como lo narra el Génesis. Así que las escuelas deben enseñar en clase de Biología lo que cuenta la Biblia. Esto que para un europeo suena a auténtica aberración, ha sido clave en la política de George W. Bush. El presidente de Estados Unidos es un fundamentalista cristiano. Se opone a la investigación con células madre, a la teoría de la evolución de Darwin, al aborto, está en contra del uso de los preservativos? Y esas opiniones que derivan de su fe cristiana han marcado su política.

«En el tema de la evolución, aún no sabemos nada concreto sobre cómo Dios creó la tierra», dijo literalmente Bush durante la campaña electoral previa a su victoria en el 2001. Ha defendido durante sus ocho años de mandato que las escuelas debían explicar «todos los puntos de vista». Eso en la práctica ha significado que en clase de Ciencias muchos niños estadounidenses reciben nociones científicas mezcladas con conceptos religiosos.

El Tribunal Supremo emitió una sentencia en el 2005 que prohibía a una escuela de Dover (Pensilvania) enseñar lo que se conoce como diseño inteligente y que no es otra cosa que explicar la doctrina bíblica sobre la creación como si se tratara de un concepto científico.

Cambio climático

Es evidente que Bush no es un intelectual y que sus conocimientos científicos son prácticamente nulos. Este hecho ha tenido otras consecuencias graves durante su presidencia. En el 2005, el periódico The Financial Times escribió un editorial en el que se refería al cambio climático de la siguiente forma: «Hay, sin embargo, alguien que se mantiene en la negativa y lamentablemente se encuentra en la Casa Blanca: George W. Bush insiste todavía en que no sabemos los suficiente sobre este fenómeno».

Por lo que se refiere al cambio climático, el Gobierno ha sido persistente. Ha ocultado informes que alertaban del riesgo y ha legislado a favor de las empresas contaminantes y en contra del Protocolo de Kioto.

Bush ha promovido la desaparición de las barreras entre la iglesia y el Estado, pero no ha buscado ninguna justicia social evangélica. No solo ha aumentado el número de pobres durante su presidencia, sino que los que ya lo eran antes han visto cómo su situación empeoraba vertiginosamente. Y ese desastre no se puede achacar a la crisis actual, de la que hay que suponer que pondrá las cosas aún peor.

En los años anteriores al comienzo de los problemas hipotecarios, entre el año 2000 y el 2005, el 43% de los 37 millones de pobres que había en Estados Unidos bajaron un escalón más, hasta la pobreza extrema.

El censo señala, además, que el número de pobres creció entre el 2001 y el 2007 en cinco millones de personas. Y, según el diario The New York Times , el único segmento de la población cuyos ingresos crecieron entre los años 2000 y 2006 era el del 5% de los más ricos del país.

«Creo en la medicina privada»

También lo que él cree, en este caso la doctrina neoliberal, ha marcado su política sanitaria. «Yo creo en la medicina privada, no en un sistema sanitario gestionado por el Gobierno federal», explicó el presidente en el 2007 para justificar su veto a una ampliación del programa de seguro médico infantil.

La actuación de Bush en materia de sanidad ha llevado a que entre el 2004 y el 2007 aumentara en tres millones el número de niños que carecen de seguro médico, lo que ha situado la cifra total en nueve millones, un 15% de la población infantil de Estados Unidos.

Y esos nueve millones hay que sumarlos a otros 36 millones de adultos que también carecen de cualquier tipo de cobertura sanitaria.