La idea de Ryanair de cobrar por utilizar el aseo del avión no es nueva en Europa, donde el pago por micción es un uso extendido
01 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La nueva línea de negocio que el histriónico Michael O'Leary ha propuesto abrir en su aerolínea de bajo coste, Ryanair, poniendo precio a la micción en vuelo, quizá sea polémica y discutible, pero desde luego no es nueva en Europa. En los baños públicos e incluso en los aseos privados de restaurantes, bares, cafeterías, cines y centros comerciales de numerosos países, como Alemania, Francia, Luxemburgo, Bélgica y los Países Bajos, las facilidades para dar satisfacción a las necesidades fisiológicas ya se gravan desde hace décadas. Además, han dado lugar a un sector económico que proporciona empleos estables y que por ahora resiste bien la crisis económica.
«De momento yo no he notado mucho bajón», asegura Genevieve, una madame pipí de mediana edad que atiende los baños de un conocido centro comercial ubicado en un coqueto barrio residencial de Bruselas. Cobra 30 céntimos por el uso del cuarto de baño, que procura mantener siempre aseado y bien surtido de papel, jabón, toallitas e incluso caramelos.
¿Limpiar gratis?
«Es un empleo como otro cualquiera, y no entiendo que a algunos extranjeros les parezca mal que les cobre. ¿Por qué creen que alguien va a limpiar gratis lo que ellos manchan?», pregunta Genevieve, sentada frente al platillo donde se acumulan las monedas y mientras charla con su amiga Marie Thérèse, con quien se turna en el oficio. El centro abre diez horas al día, y ellas se las reparten a media jornada cada una.
Por lo general, las mesdames pipí de Bélgica suelen ser mujeres mayores, la mayoría jubiladas, que completan con lo que obtienen en ese trabajo una pensión más bien escasa. Y aunque en el sector privado la mayoría se mueven en una suerte de economía sumergida tolerada, en el caso de las instalaciones públicas las autoridades están obligadas a sacar a concurso los puestos como el suyo. Hay verdaderos chollos muy disputados, sobre todo en las estaciones de tren y autobús y en las zonas turísticas, con miles de usuarios al día.
Aunque el material sanitario y de limpieza suele correr a cargo de la prestataria del servicio, que debe abonar mensualmente una cantidad fija o un porcentaje de las ganancias al propietario del local, las cuentas siempre salen: a 0,3 euros por evacuación, raro es el día en que Genevieve y Marie Thérèse no cierran la caja con resultados de dos ceros. Y a veces, como en Navidad, hasta de tres.
Quizás Michael O'Leary se vio un día en un apuro, tuvo un apretón y se vio obligado a acudir a los servicios de una madame pipí. Si fue así, seguro que en seguida echó mano de la calculadora, para darse cuenta de que estaba haciendo el primo permitiendo que los pasajeros de Ryanair, que vuela a 132 destinos en toda Europa, usaran por el morro los aseos de la flota.
Mercado
La compañía transportó el año pasado a 62 millones de viajeros. Y O'Leary debió de pensar que el negocio estaba hecho con que solo uno de cada diez quiera ir al baño. Porque además se trata de un mercado cautivo, dentro del avión no hay competencia y en una situación de necesidad puedes permitirte cobrar lo que te venga en gana. El dueño de Ryanair ha insinuado que pedirá una libra, es decir, casi euro y medio, o sea, cinco veces más que Genevieve y Marie Thérèse. En resumen, 9,2 millones de euros al año. ¿Por qué dejar que se vayan por el retrete?