China pidió ayer explícitamente al presidente Barack Obama que cancele su reunión prevista para el jueves con el Dalái Lama. «China se opone firmemente a la visita del Dalái Lama a EE.?UU. y a cualquier contacto de este con líderes estadounidenses», afirmó el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Ma Zhaoxu.
En el 2007, George W. Bush recibió al líder espiritual tibetano en el Despacho Oval y unos años antes, en 1998, había hecho lo propio Bill Clinton, pese a las advertencias de Pekín. Pero actualmente las relaciones entre ambos países parecen atravesar por su peor momento en los últimos años, tras la venta de armas a Taiwán por más de 6.400 millones de dólares y el conflicto con el buscador Google.
Activistas de los derechos humanos celebraron el previsto encuentro, mientras varios expertos económicos estadounidenses temen a las consecuencias.
Cambios en la relación
La relación había empezado de manera muy distinta. Cuando asumió el cargo, Obama incluso recibió críticas por sus «coqueteos» con el país asiático. El presidente rehusó encontrarse con el líder espiritual tibetano durante la última visita de este último a Washington el año pasado para evitar tensiones diplomáticas con Pekín antes de la visita de Estado que efectuó a China en noviembre.
La Casa Blanca abogaba entonces oficialmente por una política del «apaciguamiento estratégico». Se trataba, en resumen, de tragarse las críticas en aras del propio bienestar. El gigante asiático posee casi 700.000 millones de dólares en bonos del Tesoro norteamericano, lo que lo convierte en el principal acreedor de Estados Unidos, un país fuertemente endeudado.