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Trato humillante para quienes ayudan a los miembros de las oenegés

Aurora Rozadilla

INTERNACIONAL

14 feb 2010 . Actualizado a las 02:26 h.

Hace un mes que ocurrió el terremoto en Haití. En el campamento Jimaní los rezos comenzaron el viernes muy temprano. En las zonas adyacentes a las carpas y la capilla se han congregado los familiares a rezar una oración por su pueblo destruido.

Entre la emoción del acontecimiento y el cansancio de la noche de guardia, una enfermera de Estados Unidos lloraba al contemplarlos desde la terraza, encima del quirófano. Me he acercado a ella para abrazarla, no hemos dicho nada pero ella me ha entendido muchas cosas que ambas pensábamos en silencio de todo lo compartido estos días.

Los traductores

Al final del día, otro suceso desgarrador. Ya he comentado que los traductores son uno de los colectivos que más sufren en este recinto. Ellos también lo han perdido todo, son a su vez víctimas y familiares de muertos y heridos. Trabajan duramente día y noche porque la mayor parte de los pacientes solo hablan creole y llevan aquí desde el 14 de enero, el día en que la tierra tembló en Haití, con unas condiciones terribles y donde a veces no han comido porque no llegó la comida o porque simplemente se olvidaron de ellos.

Ayer, a instancias mías, por primera vez iban a establecer turnos de trabajo con su jefe de equipo. Quería que supieran también lo importante que es su trabajo para sus compatriotas y para nosotros los cooperantes.

Reunión

A media reunión, se ha presentado el jefe de todo el operativo, un militar estadounidense llamado Dale Betterton, que al parecer se ha sentido ofendido porque la reunión se estaba realizando en el lugar donde lo hacemos diariamente el resto de los cooperantes. Los ha invitado a irse de la forma más humillante que he visto en mi vida, diciéndoles que allí ellos no podían subir.

Sí, ese también es el trato que las gentes que dicen que vienen a ayudar dan a estas magníficas y sacrificadas personas que sufren inmensamente.

Un final triste para un triste día de conmemoración de una catástrofe.