De 13 a 100 solo en agosto

tania taboada

AL SOL

Foto Manuel

Una aldea de A Fonsagrada multiplica por diez su población este mes

09 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la llegada del verano, Xegunde resurge. Esta aldea de la parroquia de Vilabol de Suarna, perteneciente al municipio lucense de A Fonsagrada, cuenta con 29 casas. Durante el invierno, residen en esta zona de la montaña luguesa trece personas. En los meses estivales, la población se incrementa notablemente y supera los cien habitantes. «Estiven fora un tempo pero hai uns anos regresei a aldea para facerlle compañía a miña nai. Durante o ano, os días son demasiado tranquilos porque somos poucos veciños e non hai ningún cativo», explica Julio Uría, de 57 años de edad y perteneciente a la Casa da Roxa. «Marchei de aquí con doce anos e procuro vir en vacacións para desfrutar do meu lugar de orixe. Durante o ano a casa está deshabitada. Déixolle as chaves a un veciño por si pasa algo», cuenta Aquilino Fernández, de Casa Francisca, que se marchó a vivir a Vigo hace años.

El silencio que predomina durante el año se rompe en los meses de verano con la llegada de varias familias y sus niños. «A maioría da xente ven a primeira quincena de agosto e prodúcese un cambio radical na aldea. As casas e os camiños están cheos por tódalas esquinas», indica Isabel Landeira, de 42 años de edad y de Casa Toxal. En 2004 se casó y se marchó a vivir a Fonsagrada capital. «Ver a aldea agora da gusto. Non estás acostumado a ver tanta xente. O peor é cando marchan porque queda un baleiro inmenso», afirma Julio Uría. «Los que estamos fuera tenemos un grupo de WhatsApp para estar en contacto y para ponernos de acuerdo e ir juntos a la aldea», indica una residente en Barcelona. «Xúntanse moitos nenos, algo que non hai durante o ano. Non paran de correr e de berrar por todos os camiños e as leiras. Os pequenos son a auténtica ledicia da aldea, da gusto velos», cuenta Isabel Landeira.

En Xegunde no hay industria y fue este el motivo que llevó a toda una generación a emigrar a lugares como Irún, Barcelona, Madrid, Asturias o Vigo. Todos estos emigrantes son los que en verano retornan a su aldea natal y hacen que resurja un pequeño lugar que el resto del año está de capa caída. «Xegunde foi unha aldea moi castigada pola emigración no seu momento. Moita xente da miña idade xa naceu fóra pero sempre tivo como tradición visitar ós avós tódolos veráns. Estas persoas xa están casadas e teñen fillos pero seguen vindo á aldea para xuntarse», cuenta Isabel Landeira, que nunca abandonó su pueblo.

Otros lugares que se llenan

Xegunde no es el único lugar que en verano coge vida. En aldeas de A Terra Chá, en Lugo, también se incrementa la población en época estival. Los recuentros de los vecinos se producen sobre todo el día de la fiesta. Todos se dan cita en el campo y en la sesión vermú. Esto se pudo ver en las fiestas de Castro Ribeiras de Lea, donde se dieron cita varios ciudadanos que residen fuera de su tierra natal.

«En las aldeas ya no queda casi gente. En algunos sitios ni siquiera hay ganadería y los únicos animales que ocupan los corrales de las casas son gallinas o conejos. Los vecinos los crían con la finalidad de entretenerse y para poder hacer una buena tortilla o un guiso casero. Pero poco más. Alguno también tiene un gato o perro para que le haga compañía», opina una lucense que reside en Bilbao y pasa las vacaciones en una aldea de Castro de Rei.