«Estuve en Galicia y me acordé de ti»: ¿cuál es el suvenir estrella?

AL SOL

ALBERTO LÓPEZ

No hay turista que salga de nuestra tierra sin su correspondiente imán

27 jul 2019 . Actualizado a las 15:16 h.

Un suvenir es, literalmente, un objeto que sirve como recuerdo de la visita a algún lugar determinado. ¿Quién logra volver de París sin la torre Eiffel estampada en una camiseta, taza o libreta? ¿Es posible salir de Reino Unido sin el osito Teddy? ¿O volver de la Gran Manzana sin un «I Love NY» grabado en una gorra? Los suvenires son una parte más de cualquier viaje, para regalar o para conservar uno mismo. Desde que las teles son planas, las sevillanas han perdido terreno y tampoco se lleva ya aquello de «Estuve en Benidorm y me acordé de ti», pero las tiendas de recuerdos siguen abarrotadas de turistas ansiosos de resumir sus vacaciones en una figurita.

¿Qué triunfa de Galicia entre los viajeros? «Todo lo que tenga flecha y concha se lleva el gato al agua. Eso no puede faltar en la tienda. Lo que sea, pero con esos símbolos», asegura Diego Castro, de Quintana Souvenirs en Santiago de Compostela. El objeto estrella es, sin ningún tipo de duda, el imán. «Los turistas buscan algo sencillo, pequeño y transportable», explica. Claro que estamos en la capital gallega, al lado de la Catedral, y los peregrinos entran y salen continuamente de esta tienda. «Nos cuentan los motivos por los que hacen el Camino. Desde la muerte de una hija, por amor, gente que está sola y busca relacionarse... Es una experiencia muy importante en su vida y quieren recordarla con un objeto», cuenta Diego Castro. ¿Quienes son los que más compran? «Este año hay menos alemanes y más orientales. China, Japón, Indonesia... Son los que más gastan junto con los ingleses. Los franceses son un poco más agarrados», dice entre risas.

XOAN A. SOLER

En Lugo, el suvenir estrella es otro. María Luisa, de Triskel Artesanía, se pasa el día entre brujas: «Todo el mundo quiere llevarse una bruja de la suerte». Pero no solo se llevan el objeto, también una historia. «Siempre tienen mucha curiosidad y les explicamos que, en realidad, son meigas. Les contamos que vienen de nuestra época celta y que eran las sabias, las sanadoras, las que tenían conocimiento. También que, con el tiempo, las demonizaron. Ahora es un símbolo de buen augurio. A los turistas les llama muchísimo la atención», explica mientras vende más de una. A veces, compran sin saber lo qué se llevan, como un japonés que se enamoró de una figura del Pórtico de la Gloria, «Solo le gustó porque era bonito. Después, el guía le tuvo que explicar lo que se llevaba de recuerdo, en realidad», dice esta lucense que admite que los turistas que más compran en su tienda son los americanos, «los mejores».

Y de Lugo nos vamos a Vigo, ¿o no? «Hay una confusión bastante generalizada y que llama mucho la atención. No uno, ni dos, ni tres han venido pidiendo algo de Lugo como recuerdo. La nomenclatura no la tienen nada clara y confunden Vigo con Lugo», cuenta Fernando, de Mila Regalos. ¿Adivinan qué es lo que más se vende? «Claro, el imán. Sobre todo, por precio. Ha cambiado mucho la forma de venta. Antes llegaban y compraban para unos y otros, una taza, una camiseta... De todo y, en último lugar, cogían un imán para complementar, pero ahora, ese regalo secundario se ha convertido en el principal. Lo que suelo vender mucho para la gente de Sudamérica son botas de vino y navajas».

MIGUEL VILLAR

En Ourense, tiran para lo suyo. «Tenemos unas piezas con mucho éxito de los carnavales. Peliqueiros y Pantallas, tanto en figura como en imán, que además hacemos nosotros mismos en Aixiña, una asociación sin ánimo de lucro dedicada a la atención de personas discapacitadas», presume Ana María Fernández de Tenda Artesana.

PEDRO MACEIRA

En A Coruña, hacen escala cruceristas despistados preguntando por la Catedral de Santiago, aunque la protagonista es la Torre de Hércules. «Llegan a María Pita y ni siquiera van a ir a verla, pero se la llevan», cuenta Daniel, de Souvenir Breogán. «La maquinita de monedas es un clásico que no te imaginas cuánto vende. Metes una moneda de cinco céntimos y otra de un euro y te devuelve la pequeña grabada con el monumento. Hasta me las piden por correo», explica. «La última novedad son las bolas de Navidad como recuerdo del lugar. Llevamos dos años vendiéndolas como churros. Lo que ha desaparecido es eso de "Estuve en... y me acordé de ti". El suvenir es muy clásico. Siempre que intento meter algo nuevo no hay manera», confiesa.