Fangoria actuará esta noche en A Coruña ante un público sentado y con mascarilla
14 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Siempre rebelde. El altavoz de la disidencia. Irreverente hasta las últimas consecuencias. Alaska, a la cabeza de Fangoria, aterriza con todo su ritmo en A Coruña. Actuará el día 14 en la plaza de María Pita a las 22.00 horas. Llega a tierras gallegas deseosa de dejar su impronta, no solo en el plano musical.
-Un concierto de Fangoria con distancia social y sin poder bailar. ¿Eso cómo se hace?
-Pues haciéndolo. Me temo que es lo que hay. Yo me acuerdo una ocasión en la que vi a los Pet Shop Boys en el Teatro Real, y estar sentada no impidió que me lo pasara bomba. Entiendo que es complicado para el público. Para mí no tanto, porque al fin y al cabo yo estoy en el escenario y estoy bailando.
-Vuelve a tocar en Galicia. ¿Sientes alguna vinculación con esta tierra?
-Siempre te ocurre que al tener personas a tu alrededor que, al ser gallegas y formar parte prácticamente de tu familia, acabas teniendo una especie de vínculo. Tenemos familia en A Coruña, y mi querida Silvia Superstar es de Vigo. Galicia es un lugar al que siempre he ido con mis grupos. Es difícil hacer una gira por España sin ir a Galicia.
-¿Se recuperará la música de esta pandemia?
-La música ya tenía su propia crisis interna más allá de la pandemia. El problema es que antes, a pesar de esa crisis, seguían quedando los conciertos, y eso con la pandemia se acabó. Fue un batacazo monstruoso. Pero yo creo que, a poco que se pueda, la gente va a estos eventos, ya sea con mascarilla, con distancia o sin poder bailar. Yo no he devuelto ninguna de las entradas que compré para el año pasado, sigo con la ilusión de que, aunque cambien de fecha, se realizarán algún día y yo estaré ahí. Las ganas que tenemos todos de seguir yendo a conciertos no se quitan.
-Sobre la Alaska cantante, ¿qué has ganado (y perdido) por el camino?
-Ganas experiencia. Hay veces que te dices: «¡Qué rabia no haber sabido esto cuando era pequeña!». Pero no creo que haya perdido nada, porque estoy haciendo lo mismo que cuando tenía 14 años, solo que con más facilidades. Aunque claro, decir que una persona de cincuenta y tantos es igual a una de catorce, pues tampoco, por mucho que mi vida no haya cambiado sustancialmente. Todo lo que te ocurre a lo largo de la vida suma.
-¿Ser un verso libre es difícil?
-No es ni difícil ni fácil, es lo que es y no hay elección. Supongo que ser una persona dogmática y que tiene clarísimo todo tampoco es fácil ni difícil, simplemente es una forma de ser. Soy una persona que no está dispuesta a claudicar en nada, es lo que hay. No es una elección, para mí es lo más normal del mundo. Es lo que es.
-Así que se consideras disidente. Pero, ¿De qué diside exactamente?
-De la norma. Y la norma a veces es una y a veces es la contraria. Depende de lo que esté en el poder. La misma norma puede ser cárcel o ley dependiendo del momento y del sitio. Ahora es muy fuerte la norma social. Preocuparse por lo que piensan los demás, por lo que opinan o lo que pueden llegar a decir de uno. Ahora, con las redes sociales, todo esto ha adquirido otra escala.
-Hablando de disidir, ¿cree que la izquierda ha perdido el punk?
-¡No! La izquierda normativa siempre ha sido normativa, igual que la derecha normativa siempre ha sido normativa. Lo que cambia son las normas internas de esos postulados. El mundo en general no se veía igual en 1917, que en mayo del 68, que en 1977. Las normas cambian. Pero como yo nunca he estado en la norma, a mí me da igual. Lo que piensen los señores que mandan a mí me da igual.
-¿Cómo definirías su filosofía de vida?
-Adaptable. Nacho Canut y yo somos ambos muy adaptables. Cuando las cosas vienen bien, nos adaptamos. Cuando las cosas vienen mal, también. Si me dices que hay una pandemia y no puedo salir de mi casa yo no cojo una depresión. Soy muy adaptable y permeable. Desde que era niña me he creado una especie de mundo paralelo que es el que me salva de todo lo que ocurre fuera.
«Yo lo despolitizaría todo, esa ha sido mi línea editorial desde que tenía 14 años»
Hacer carrera de la contracorriente ha sido siempre el rasgo definitorio de Alaska. Ni rastro de pelo en lengua. La cantante sigue sintiéndose a gusto cogiendo la batuta de los diferentes. De los otros. De los que no se arrodillan ni se callan.
-¿Qué lugar debe ocupar la transgresión en el arte?
-Precisamente escribí un libro sobre eso, llamado Transgresoras. Mi postulado es que la transgresión no existe. O mejor dicho, que no debería existir. Tú no te levantas un día por la mañana diciendo «soy un transgresor», porque sería algo de niño de 8 años. La transgresión no está en uno, viene de las normas. Lo que ayer era transgresor hoy es normal. O al revés. La transgresión solo está en los ojos de los que la ven.
-¿Está hablando de despolitizar la transgresión? ¿De convertirlo en algo cotidiano?
-Yo es que despolitizaría todo, esa ha sido mi línea editorial desde que tenía 14 años. Y eso que era una época, la transición, en la que no era fácil despolitizar. Nosotros siempre fuimos por otro lado.
-Para terminar, ¿algo que quieras decirle a sus fans gallegos?
-Sobre todo, que sigan con esas ganas de ir a conciertos, a pesar de la mascarilla y a pesar de todo. Eso es muy importante, no solo para mí sino para toda la gente que hay detrás. Todo el equipo técnico que no se ve. A esa persona que se preocupa en organizar un concierto o un festival, muchas gracias. Me encanta que en este año, que se supone que iba a ser más exiguo, esté habiendo trabajo, y que ese trabajo nos lleve además por Galicia. Se agradece muchísimo.