«En una fila de delfines, el último es el delfín, pero ¿cómo llamamos al primero?» Ya ven, mi última ocurrencia: una paradoja. Y todos se rieron, claro. Llevo así todo el día. Gracioso, sociable, don de gentes… ¡Exultante! Es que hoy amanecí un poco Teodoro. Pijama al suelo, barba mañanera que no afeito, vaqueros porque sí y camiseta porque también (desayuno si quiero y cama sin hacer, claro).
¡Ni conjunto calcetines! Vamos, que ni me enfada que mi banco me tutee, o que lo haga mi compañía de teléfonos. Hasta me siento guapo, que estos ojos que tengo bien que prometen. Y mi jefe, que a qué altura estaba, que le llegaba tarde.
«¡A la altura de las circunstancias!», respondí, muy en modo Teodoro. ¡Hasta le hizo gracia! Por supuesto, esta noche seguiré con ese poemario que dejé en la página tres. Hoy está siendo un buen día. Ayer, en cambio, no fue así. Es lo que tiene amanecer Doroteo. Pijama que doblo, calcetines alineados al milímetro, pantalón sin moda, largo de mangas el traje y corbata triste, afeitado y desayuno sin azúcar, tal como mi sobrepeso aconseja.
De esos días de andares a desgana, con la cabeza baja y mirada al suelo, solitario en el asiento del bus y alejado de las colas para no ver a nadie. Y nada de gracietas, faunas-floras y demás zarandajas, que mi nariz es grande y mis ojos no la compensan. Y ese diente un poco torcido que me avergüenza y que me obliga a mantener mi boca apretada… ¡Hasta entiendo a Kierkegaard!
No sé por qué unos días me siento Teodoro y otros Doroteo, aunque lo sospecho. Es que esta mañana en la radio, que si una mayor incidencia, que si otra variante..., que los expertos dicen, que los expertos bla-bla-bla... vamos, que mascarilla obligatoria de nuevo y a mí, que se me escapa una sonrisa.
¡Qué culpa tengo yo de que embozado sea Teodoro y al descubierto Doroteo! Sí, ya sé que no es una buena noticia: cuanto más nos cubrimos, más libres, y cuanto más expuestos, más cárcel. Pero es que la vida está llena de paradojas y ésta es una más, que es tanto como decir que no somos tan distintos del primero de los delfines.
Javier Maseda. Profesor. Santiago.