Sus dueños confiesan que lloraron cuando el felino fue operado en Barcelona Un gato que pesa catorce kilogramos no se ve todos los días. Con total tranquilidad, sin dejar entrever sobresaltos, pasa sus días «Mico», el voluminoso gato que vive en Tiagonce (Lourenzá). Sus dueños le han tomado cariño y lloraron cuando temieron perderlo.
18 nov 2000 . Actualizado a las 06:00 h.REDACCIÓN LOURENZÁ La relación del gato «Mico» con sus dueños, José Iglesia y Mari Luz Iglesia, comenzó más bien por casualidad. Su futura dueña, que deseaba tener un felino doméstico en su domicilio, iba andando por Barcelona. Apareció el animal: lo cogió, lo llevó para su casa «y hasta hoy». Hace más de cinco años que se produjo aquel encuentro de felices consecuencias. Entonces, recuerda su dueña, «era como un puño, muy pequeño». A comienzos de 1996 sus dueños se trasladaron de Barcelona a Tiagonce, un barrio que apenas dista dos kilómetros del centro de Vilanova de Lourenzá. El gato fue castrado, y empezó a engordar hasta llegar a su peso actual. El animal vive muy apegado a sus dueños. «No da ningún trabajo», comenta Mari Luz Iglesia. Comer carne y acostarse sobre cajas de cartón son algunas de sus aficiones favoritas. Por las mañanas, si ve que falta su desayuno, no duda en maullar para reclamar su alimento. Tan habituados están a su compañía que los dueños comentan que al gato «sólo le falta hablar». Cuando aún vivían en Cataluña, el gato tuvo que ser operado a vida o muerte por un problema en el aparato digestivo. «Lloramos mucho», recuerdan ahora sus dueños. La vida hogareña A «Mico» le gusta la vida hogareña, sale más bien poco por los alrededores, y sus propietarios se sienten «bien acompañados». En una vivienda próxima, una gata siamesa, al parecer, vivió trece años. Si alcanzase tal longevidad, a «Mico» aún le quedarían muchos trozos de carne por comer y muchos ratos por pasar.