La entrega del Premio Dámaso Alonso fue seguida de animadas conversaciones en torno a un aperitivo
22 oct 2003 . Actualizado a las 07:00 h.A la entrega del premio de investigación filológica Dámaso Alonso acudieron representantes de diversos sectores sociales y culturales de Ribadeo. El acto tuvo como epílogo un aperitivo que por su calor y cordialidad formaron un eficaz contraste con el ambiente frío y lluvioso de la jornada. Hablando de lo divino y de lo humano, por el salón de plenos del consistorio ribadense, una amplia estancia del céntrico y elegante edificio que habitó el ilustrado y emprendedor Antonio Raimundo Ibáñez hace doscientos años, se mezclaron unos y otros. El gobierno local estaba representado por los concejales nacionalistas Fernando Suárez y Luz Álvarez Lastra, que se estrenaban como anfitriones en este acto, mientras que del mundo empresarial procedía el presidente de la patronal local (Acisa) y delegado comarcal de la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción (APEC), Gervasio Cao. La cultura ribadense -ampliamente citada en el discurso de Fernando Suárez, que hizo un viaje de ida y vuelta de lo local a lo universal- estaba representada por el escritor Daniel Cortezón y por el profesor Antonio Deaño Gamallo, y la vida social, por Antonio López de Prado, presidente de la emblemática y centenaria sociedad La Concordia. También asistió el ex edil Manuel Valín, que en su etapa de concejal de Cultura se encargó de la organización de esta iniciativa. El rector de la universidad compostelana, Senén Barro, encabezaba la representación del mundo académico, mientras que en representación de la Corporación Voz de Galicia acudieron Miguel Sande Corral y Luis García Pernas, delegado y jefe comercial para A Mariña-Asturias respectivamente. De servir el aperitivo se encargó el restaurante Casa Foguete.