Entrevista | Mar Castro Maestre Unas 125 mujeres inician hoy clases. Su profesora se sorprende del tirón que tiene y explica varias claves del saber ser y estar
10 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.Lucense licenciada en Económicas, se especializó en ceremonial y protocolo y ahora da su primer curso, en Burela a 125 alumnas, que incluye comunicación no verbal: «Me sorprendió la respuesta de la gente. Creo que el interés por el protocolo se fomentó a raíz de la boda de Doña Letizia». -¿Para qué sirve? -Nos dice cómo comportarnos con la gente. La esencia es el respeto integral a la persona. Se aplica a todos los niveles: en casa, fuera, en la empresa... El protocolo oficial es el único que está reglado por decreto. El social son un conjunto de costumbres, normas y usos que han evolucionado con el tiempo, es flexible y se aplica a cada situación concreta. -¿Cuáles, por ejemplo? -Destacaría primero que siempre debes decir las cosas con una sonrisa. Es nuestra tarjeta de visita. Hay palabras clave que nunca deberían perderse: por favor y gracias. En las presentaciones, las mujeres siempre nos quedábamos sentadas. Debemos levantarmos siempre; sean hombres o mujeres. Otro caso: cuando un hombre saluda a la mujer, la iniciativa del tipo de saludo, beso o apretón de manos, parte de la mujer. En el tratamiento a las personas, siempre de usted, excepto a los niños. Y cuando hablamos por teléfono, respondemos '¿dígame?' o '¿diga?', no '¿qué?'. El protocolo también es muy importante en los regalos. Hay una frase importante que resume el sentido del protocolo social, de Francisco de Quevedo: «Te reciben según te presentas, te despiden según te comportas». -¿Y en la mesa? -Aunque no se debería comer con las manos, el protocolo dice «donde fueres haz lo que vieres». Los palillos se utilizarían... en el baño, como mucho; y el cuchillo tampoco va a la boca. En cuanto a la servilleta, ahora se admite ponerla a derecha o izquierda. Además, se sirve antes a las mujeres que a los hombres y al invitado que al anfitrión. «Creo que cada vez está más valorado y las empresas lo tienen más en cuenta. Es un tema muy serio, desconocido y está en auge», señala. «Siempre prima la naturalidad y espontaneidad la sencillez, aunque la gente piensa lo contrario», apostilla.