
En Directo | Los embates del Cantábrico El último temporal ha devorado otro pedazo de costa y ha vuelto a amenazar las casas del entorno de este arenal
19 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.En Navidad el mar volvió a encabritarse y, en unos días, enguyó otro pedazo de la playa de Arealonga. El Cantábrico amenaza con devorar, poco a poco, este hermoso arenal y con él se va llevando los restos de un paseo que un día, aseguran, existió, pero que ya nadie reconoce. Los temporales se repiten y al menos dos veces al año baten con virulencia contra el arenal, que va adentrándose en la zona arbolada. Nadie duda ya de la influencia determinante del espigón del puerto de O Vicedo. Desde su construcción la playa de Arealonga sufre, periódicamente, la inclemencia del mar. El agua empezó hace tiempo a minar la escollera defensiva construida en torno a la casa más próxima a la línea costera. Los muros de una finca próxima y la antigua cancha de baloncesto se sostienen en el aire. Las olas han ido socavando la base y, si nadie le pone remedio, antes o después, todo se vendrá abajo. A raíz del último golpe, en Navidad, el Ayuntamiento se ha interesado por la protección de la playa de Arealonga ante la Jefatura Provincial de Costas. Este departamento maneja, desde hace cerca de una década, un proyecto de regeneración del arenal. La actuación prevista no se ha ejecutado por el rechazo frontal de la cofradía de O Vicedo, que teme el impacto sobre el banco de coquina de O Lombo das Navallas. El resto de informes de las distintas Administraciones implicadas no han cuestionado la intervención. Costas lo tiene claro. «La solución pasa por regenerar la playa. Seguimos abiertos a entablar conversaciones con los grupos interesados para buscar una salida. Habrá que hacer los estudios que sea necesario, con tal de que se resuelva», afirman fuentes del Ministerio de Medio Ambiente. A falta de una actuación global, algunos afectados han optado por preservar sus casas, la mayoría de segunda residencia. «Es un problema importante -afirman desde Costas-, porque las soluciones puntuales no funcionan. El mar empieza a entrar por los lados de la escollera (erigida para resguardar una vivienda), que está sobre la arena». En cualquier caso, constatan desde Medio Ambiente, los propietarios tienen derecho a proteger sus inmuebles. «Hay que ver cada caso para autorizar una obra de protección de una propiedad particular, siempre que no perjudique el dominio público terrestre», precisan. El mar no sabe de leyes ni derechos y juega con la arena a su antojo.