Pedro Bogo:«Tengo respeto, no miedo, aquí casi todos los días hay un temblorcito»
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A MARIÑA
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El joven viveirense lleva 8 meses en la capital andina trabajando como psicopedagogo
07 abr 2014 . Actualizado a las 10:07 h.Pedro Bogo López lleva ocho meses asentado en Santiago de Chile. Es psicopedago en el proyecto de integración en un colegio y trabaja además para el Sename, el Servicio Nacional de Menores, como coordinador educativo de una residencia de menores vulnerados. Aunque nació en Bilbao, desde los cinco años vivió con su familia en Viveiro. Como otros muchos jóvenes de la comarca busca su futuro profesional fuera del país, y aunque reconoce que «al principio fue duro, muchas dificultades y obstáculos con los papeles, y es difícil empezar de cero y con 25 años», no contempla un retorno cercano. «Echo de menos a mi gente, pero mi futuro lo veo aquí a corto y largo plazo...España está horriblemente mal, y con los dirigentes que tenemos no parece que vaya a cambiar», apunta.
Chile fue noticia estos días por los dos terremotos que sufrió en la zona costera. «En Santiago esos no se sintieron, solo un pequeño temblorcito, pero aquí casi todos los días hay», explicó. Unas horas después, la capital chilena también tembló. En la noche del viernes le pillaba un sismo de 5,8, «jugando al póker con amigos» en su casa. «Se nos movió el suelo un poco». Vive en la planta 12 de un edificio antisísmico. «Se menea todo, es como si te meciera», cuenta. Ya le tocó vivir varios, uno de ellos de 6,2 grados en la escala Ritcher. «Este es el país más sísmico del mundo. Aquí están acostumbrados a sismos fuertes. En el 2011 vivieron uno de 9,3 y lo que me cuentan es que fue horrible, no se podía poner en pie la gente». Ese terremoto «marcó mucho Chile, y con estos últimos la gente tiene miedo, no al terremoto, sino al tsunami que lo acompaña». Los chilenos están expectantes, «creen que va a venir uno gigante». Desde Viveiro le pedían por las redes sociales que se volviera a casa, pero no entra en sus planes. «Tengo respeto por si pasa algo, pero no miedo, aunque asusta, lo que más miedo da es el ruido».
Los movimientos telúricos de la tierra que sufre Chile marcan también su actividad diaria. «En el colegio hacemos simulacros de evacuación en caso de sismo, y de cómo resguardar a los niños», señala, resaltando al mismo tiempo que en el país andino «la gente está preparada por lo que pueda pasar».
Las trabas burocráticas
Sobre su integración en la vida chilena Pedro Bogo insiste en la «trabas» burocráticas. «Primero legalización de títulos, que aún estoy en el proceso de homologación por el Ministerio de Educación chileno», dice. Entró en el país como turista, y fue ya allí donde realizó los trámites de visado laboral, «lo que fue costoso y me hizo perder trabajos, aunque aquí con título universitario es más fácil».
«El humor, las costumbres, la forma de vida...es una ciudad muy grande y con diferencias sociales muy marcadas, una zona muy rica y otra muy pobre», explica. A pesar del choque cultural inicial, Bogo asegura encontrarse ya plenamente integrado. «Al principio me costó, pero en los trabajos en los que estoy me acogen como uno más y me cuidan mucho». Trabaja 41 horas semanales, de lunes a viernes, y un sábado cada dos, pero destaca que los «horarios de un no titulado son malísimos, muy pocos derechos para los trabajadores». El salario base equivale a 300 euros, y la vida « es muy cara». Su objetivo, poner un grano de arena para reducir las desigualdades sociales.