En la semana Santa que queda atrás visitaron nuestra comarca personas que decidieron algo muy importante para nuestra basílica de San Martiño, técnicos que debían de hacer un informe para que Magdalena Álvarez, ministra de aquel entonces Gobierno de España, presidido por José Luis Rodriguez Zapatero, decidiera sobre las obras de la basílica de San Martiño-Foz, declarada en el año 2007 como tal.
Teníamos en juego casi un millón de euros, el paquete de obras era inmenso ya que pasaban desde cambiar la cubierta para que no hubiera goteras, hasta arreglar los muros de las fincas exteriores para mantener el entorno correcto, no poniendo la parte técnica ningún pero a los servicios existentes que se entienden como algo necesario y fuera del contorno de influencia de la basílica, ligados al aparcamiento de autobuses y vehículos, amén de las opiniones en contra que son muy respetadas.
Competimos para conseguir los casi 166 millones de las antiguas pesetas con peticiones de otros monumentos como la Giralda de Sevilla, La Alhambra de Granada, monumentos de Salamanca, Cádiz, etc, etc., pero la mayor inversión se vino a Foz, que en la firma del convenio realizado en Madrid, con la presencia de la ministra, un representante de otra ciudad, exclamó «Foz, ¿dónde queda esto?». Al final el convenio se firmó por 900.000 euros, 150 millones de pesetas).
Quiero reiterar mi agradecimiento a todas las personas que hicieron posible aquel sueño, pero especialmente a esa gente que está detrás, que son trabajadores/as, que con sus puntuaciones en los proyectos ven la realidad de las cosas, e incluso aunque sea sigilosamente, se desplazan pasado el tiempo para comprobar que la inversión valió la pena, desde luego en nuestro caso lo valió ya que la inversión fue la más importante en nuestra provincia de un monumento como la basílica de San Martiño. Obras son amores y no buenas razones.