Dos años después de la ciclogénesis que lo destrozó, perdió parte de sus fondos y el edificio aún espera la reparación
03 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Brillaba en el mundo porque su colección se considerada de las más completas. Una de las ciclogénesis explosivas que azotaron el Occidente de Asturias y A Mariña lanzó contra él imponentes olas. Dos de sus tres plantas quedaron destrozadas y, lo peor, parte de sus fondos desaparecieron. Han pasado dos años. Sin que nadie ponga remedio, el Museo del Calamar Gigante de Luarca «muere». Literalmente, porque está abandonado y no hay perspectivas de la inversión necesaria para recuperarlo.
Veinticuatro meses después de la catástrofe, el creador del Museo del Calamar Gigante regresa al puerto de Luarca. El temporal se llevó gran parte de su trabajo a lo largo de veinte años. Verlo mirar un edificio destruido y abandonado permite intuir lo que el mismo Luis Laria explica. Repasa las conversaciones de hace meses, con idea de aportar soluciones para un espacio de divulgación científica que recibió miles de visitas, mientras duró.
El futuro pinta mal. Al menos eso transmite Luis Laria. Hoy por hoy, no hay presupuesto ni proyecto para que Luarca vuelva a ser un referente mundial en los kraken, como llamaban los nórdicos a los calamares gigantes. El alma mater del museo cuenta lo que sabe y vive: «No hay presupuestos, y esto es inviable. Yo creo que es un punto y final. Después de dos años, verlo en este estado solo genera desilusión».
Luis Laria es el responsable de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma). Aclara que aún es posible ver calamares gigantes, en el Parque de la Vida, situado en La Mata (Valdés). Ahí muestran algunos de los ejemplares que conservan del ayer y otros que han incorporado ahora.