Dos policías municipales del Ayuntamiento de Madrid fueron claves en la trama
05 feb 2016 . Actualizado a las 08:21 h.En su visita a Ribadeo el 13 de agosto de 2014, Francisco Nicolás Gómez Iglesias, el pequeño Nicolás, concibió una puesta de escena espectacular, en la que se cuidó hasta el mínimo detalle y cuyo fin último era impresionar al empresario asturiano al que, supuestamente, pretendía estafar, al tiempo que dar credibilidad a su persona y a los cargos que decía ocupar, como enlace entre el gobierno y la Casa Real. El pequeño Nicolás no escatimó medios, que logró en buena medida gracias a su confabulación con dos policías municipales de Madrid, singularmente con el cabo Jorge González Hormigos, que en Ribadeo fue presentado como jefe de seguridad de la comitiva.
Esta hipótesis barajada desde que se descubrieron las «andanzas» del pequeño Nicolás es la que se sostiene en el informe de la Comisión Judicial que se encargó de las diligencias previas por el supuesto intento de estafa en Ribadeo. Dos días antes, Jorge González Hormigos envió un mensaje en el que le solicitaba sus honorarios para continuar los preparativos, sostiene la comisión judicial, que incide en que el policía, prevaleciéndose de su cargo, realizaba trabajos remunerados contrarios e incompatibles con sus deberes.«Pues si todo va bien, mañana antes de las 11h me mandas a quien quieras con un sobre con los honorarios y que me lo dejen en donde lo dejaste la otra vez. Y ya sigo con los preparativos», decía el mensaje.
En su declaración en sede policial, Francisco Nicolás manifestó que había mediado para que Jorge González obtuviese el puesto de responsable de Seguridad del Palacio de Cibeles, pidiéndole el favor al Coordinador de Seguridad y Emergencias. Lo hizo, señaló Francisco Nicolás, «sin recibir nada a cambio, tan solo que le hiciese favores», como entregarle un rotativo policial azul.
Francisco Nicolás llegó a Ribado con ocho personas en cuatro vehículos de alta gama y sirenas oficiales que consiguió Jorge González. En una tan cuidada puesta en escena el atrezo para dar carácter oficial al dispositivo se completó con walkies, espejos para mirar los bajos del coche, detectores de metales e intercomunicadores de oreja, material supuestamente retirado irregularmente del Ayuntamiento de Madrid. Los lanza destellos fueron colocados en los salpicaderos de los coches y Jorge González dio orden a los conductores de que los activaran en determinados momentos. No faltaron las credenciales y pegatinas con emblemas de organismos estatales, en este caso falsas.
La comisión judicial concluye que para consumar el engaño, Francisco Nicolás contó en Ribadeo con la colaboración de su equipo, conductores y hombres de confianza que realizaban las tareas de escolta, entre los que se encontraban dos policías municipales de Madrid. Algunos de ellos llevaron a cabo sus funciones bajo engaño y error, ya que tenían la creencia de que Francisco Nicolás era una autoridad o representaba a un organismo público. Ni ellos se libraron de la farsa.
«Pues si todo va bien, mañana antes de las 11h me mandas a quien quieras con un sobre con los honorarios y que me lo dejen en donde lo dejaste la otra vez. Y ya sigo con los preparativos»
Reservó tres mesas en el restaurante San Miguel, aunque solo fueron dos comensales
De las declaraciones recabadas por la comisión judicial se sostiene que inicialmente fue el empresario asturiano quien reservó mesa en el Restaurante San Miguel. Lo hizo para dos personas. Días después, antes del 13 de agosto, llamaron para solicitar tres mesas. Desde el restaurante le indicaron que no era posible, pero finalmente lo aceptaron al indicarle que quien iba a acudir eran miembros de un organismo o institución estatal. Francisco Nicolás había dicho al empresario asturiano que acudiría alguien de la Casa Real, supuestamente el rey Felipe VI. Se sospecha que quien hizo esa segunda llamada al restaurante fue el propio Francisco Nicolás.
La factura de la comida ascendió a 253 euros, que pagó uno de los miembros del equipo de seguridad, presuntamente el cabo de la Policía Municipal de Madrid.
La «fortuna y audacia» del empresario, con quien ya se había reunido en Salas, frustró el engaño
La comisión judicial sostiene que Francisco Nicolás preparó la estafa cuidando hasta el mínimo detalle. ¿Con qué objetivo? Dinero: «De lo contrario ?se cita textualmente en el informe? no se podría entender el gran empeño y esfuerzo tanto en tiempo como en recursos económicos y humanos que Francisco Nicolás puso en captar y llamar la atención del empresario, descartándose de toda índole un interés altruista o de interés nacional».
La comisión va más allá y entiende que Francisco Nicolás pudo obtener algún beneficio económico, por los movimientos bancarios que tuvo en los días previos y desde la fecha en la que al parecer comienza su relación con el empresario asturiano.
Antes de su encuentro en Ribadeo, que tuvo lugar el 13 de agosto de 20114, Francisco Nicolás se reunió el 5 de agosto con el empresario astur en Salas (Asturias), y un día después se registraban dos ingresos en su cuenta de 3.200 y de 1.100 euros «siendo estos dos movimientos casi los dos únicos que tuvo Francisco Nicolás en todo el año 2014».
«No obstante ?se añade en el informe de la comisión?, el acuerdo que posiblemente llegó, como mínimo, a negociarse y exponerse entre ambos contertulios e incluso a entregar una parte económica en concepto de señal, se vio truncado dada la fortuna y la audacia del empresario», quien tras la reunión en Ribadeo decidió consultar en la Casa Real y ante el gobierno si Francisco Nicolás era quien decía ser.