El microcosmos de una calle con vida

A MARIÑA

15 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada vez que se levanta un adoquín en el casco histórico de Viveiro lleva aparejadas complicaciones varias. La singular traza urbana de este espacio urbano, marcada por la ría en su parte baja y el monte San Roque en la alta, constriñe permanentemente cualquier obra que se haga y nunca está libre de polémica. La nueva avenida de Cervantes gusta más en estética que en funcionalidad, sobre todo por la decisión apoyada por todos los partidos de dejarla en un solo sentido de circulación y que se eliminen los aparcamientos, concentrados ahora en el muelle viejo. Este es otro espacio reivindicado por vecinos y comerciantes de esta zona, a la espera de que Portos acelere el derribo de los galpones que quedan. Veinte años esperando por la eliminación de esos adefesios ya le llega.

15 tiendas, el mercado y San Francisco

La avenida de Cervantes, desde A Ribeira a la Plaza de A Pontelabrada, es un espacio que ocupan 15 establecimientos comerciales (floristería, dos bares, dos restaurantes, tres tiendas de ropa, estanco, joyería, náutica, carnicería, electrodomésticos, telefonía, librería y frutería); la plaza de abastos, con sus doce puestos, la iglesia de San Francisco y los claustros, con la sede de la UNED y de otros servicios. Es un lugar de intenso movimiento y de acceso al casco histórico.

Algunos de los comerciantes daban ayer su punto de vista sobre la estética y los pros y los contras que traerá el nuevo vial. «Para nuestro comercio es malo que hayan quitado el aparcamiento; tenemos cunas, cochecitos, elementos que pesan y que los clientes tendrán ahora que transportar o meter yo una persona más», señalan desde una tienda de ropa y objetos infantiles. Un poco más abajo, en la de náutica y pesca, solo se quejan de que la obra «ha sido un poco larga», y su propietario es de los que «preferiría» la peatonalización. «Que se aparque en el muelle», dice, aunque sí reclama que se reponga el paso de peatones que había antes frente a la plaza de abastos.

En la tienda de deportes reclaman ese mismo paso de cebra, pero la obra no gusta precisamente «porque va a quedar peatonal y comercialmente nos hunde por no poder aparcar, porque esto no es un bulevar como quieren hacer, sino la circunvalación del casco». En el local dedicado a la venta de electrodomésticos consideran que estéticamente «queda bien», aunque «habrá que ver qué pasa en agosto con los aparcamientos y la dirección única». «Bastante bonita y estéticamente muy bien» es lo que opina un empresario de vending, pero añade: «comercialmente se han equivocado; con lo bonito la gente no come, y encima obliga a dar toda la vuelta al pueblo para salir».