La nueva Avenida de Cervantes será solo peatonal hasta después de Semana Santa
A MARIÑA
La empresa Desmaco prevé que mañana se puedan retirar las vallas y el jueves entregarán la obra al Concello de Viveiro
15 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El próximo jueves la empresa Desmaco SL. y el Concello de Viveiro firmarán el fin de obra de la remodelación de la avenida de Cervantes. Mañana la empresa Desmaco SL., que se encargó de ejecutar el proyecto diseñado por los técnicos municipales, prevé retirar las vallas, por lo que la calle tendrá ya libre acceso, aunque solo peatonal. La alcaldesa, María Loureiro, confirmó ayer que los coches no podrán utilizarlo hasta después de Semana Santa. La medida tiene un doble sentido, según Loureiro, «permitir que fragüe el pavimento y evitar estar continuamente cerrando con las procesiones».
La obras, que se retrasaron en su inicio hasta el 12 de noviembre y se pararon durante la campaña navideña para no perjudicar al comercio local, se han prolongado durante cuatro meses, financiadas por la Diputación y con un coste de 470.000 euros. Con diferentes pavimentos -granito gallego, adoquín y piedra para destacar el curso que seguía la antigua muralla- con los que se pretende separar la zona peatonal de la que usarán, el vial discurre todo el al mismo nivel de cota. Los árboles -magnolios y Fontania enana en jardineras- y bancos de madera con respaldo, y también en granito forman parte del mobiliario urbano. Los contenedores subterráneos se han situado en el lateral de la plaza de abastos, de donde se ha retirado el quiosco de la ONCE, al que finalmente habrá que buscarle una nueva ubicación fuera de A Pescadería o A Ribeira, como se conoce popularmente la parte baja del vial. Los técnicos del proyecto han optado además por eliminar las farolas que estaban previstas, aunque se reforzarán las de pared que ya existen.
La bóveda que canaliza el río Pontelabrada y la sospecha de posibles restos de la antigua muralla eran las principales preocupaciones. «La bóveda está a 20 centímetros de la piedra, y en buen estado, hubo que sortear las distintas pendientes de las aguas, pero no hubo complicaciones», explicó el jefe de la obra, Pedro Ares. De hecho resaltó que la inclinación que lleva la calle en su parte baja «era inevitable, por la altura de la bóveda». Antes también existía, aunque quedaba disimulada por la diferencia de nivel con la acera que ahora no existe. Evitar inundaciones era otro de los objetivos, por lo que en la parte inferior la pendiente va a dos aguas.
«Hay que agradecer las facilidades del Concello, y la colaboración del comercio, sin una sola queja, a pesar de ser una calle súper transitada, que han tenido que pasar por el barro, descargar a mano», señaló el encargado de la obra, Lino Rodríguez.