«Soy pintor por una necesidad vital»En los versos de Luz Pozo.

M. G. B. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

p. losada

Mañana abre la muestra en la que se podrán ver 44 de sus obras a lo largo del tiempo

28 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Mi obra está prácticamente vacía de personajes, no hay ningún ruido; pero quiere expresar algo, y ese silencio se convierte en elocuente». Así explica el pintor Roque B. Fanego (Viveiro, 1947) el título de «Silencios elocuentes» de la exposición retrospectiva sobre su obra que organiza el Concello de Viveiro, a través del área de Cultura, que abrirá sus puertas mañana (20.30 horas, sala de exposiciones del Conservatorio de Música). La muestra recoge unas 44 de sus obras, no solo en pintura, sino también en otras expresiones artísticas, desde sus inicios hasta la actualidad. El pintor viveirense estará arropado por el también creador David Catá, al piano, y el profesor Juan Cabalar, al violín, porque el acto depara a los asistentes alguna sorpresa.

La formación artística inicial de Roque Fanego fue de la mano del imaginero compostelano José Otero Gorrita, sus obras llevan la impronta de su pasión por los pinceles desde niño y «la técnica y el aprendizaje que proporciona la constante dedicación, porque soy pintor por necesidad vital». Pintar, explica, «es reflejar la mirada de lo que el artista contempla, pero interpretando lo que mira». Y es un autor multidisciplinar, que plasma en óleos, acuarelas, acrílicos o el simple trazo del grafito, paisajes urbanos y naturales, sin renunciar al retrato. De hecho, en la muestra se va a ver algunos de ellos, como los que realizó para la Cofradía de Pescadores de Celeiro en un proyecto dedicado a los antiguos patrones mayores, en este caso de Demetrio Travieso y de Antonio Pino. También el singular trabajo que realizó para la Venerable Orden Tercera de Viveiro, para el estandarte que desfila en las procesiones de la Semana Santa.

Roque Fanego desvela que fue poeta antes que pintor, y que la actividad bancaria a la que se dedicó profesionalmente «para mi era prosa, por lo que busqué la poesía en otras disciplinas», la pintura. Y pinta «por regla general, a diario; de lo que hago siempre tomo un apunte al natural, y procuro que no haya nadie a mi alrededor». Pero en realidad, «no me importa, cuando pinto me abstraigo»

Su obra ha sido expuesta y seleccionada por diversas instituciones y colecciones públicas de diversas ciudades gallegas y en Madrid, y sus cuadros forman parte de colecciones privadas de distintos puntos de España y de otros lugares del mundo, como Washington, Suiza, Luxemburgo, y Hong Kong. El intelectual Isaac Díaz Pardo dijo del pintor que «a súa virtude fundamental é saber buscar onde está a beleza; amala e pintala dentro dos seus depurados coñecementos técnicos». Pintar supone pasión, y cuando al artista viveirense se le pide que elija una entre todas sus obras a lo largo de su trayectoria, no duda al señalar el gran paisaje de El Picón, la antesala de la playa de Esteiro de Bares. «La llevo siempre como mi bandera, un paisaje abierto, que a algunos les recuerda la pintura flamenca», dice. Y añade. «Yo tengo un pálpito cuando la obra me satisface, y se convierte en una obra que también gusta al público». Aunque también importa el oficio de años con los pinceles para dejar plasmado en el lienzo lo que ven sus ojos de pintor. Así en la muestra que abre mañana desea «que escuchen sus silencios y compartan su miradas» a través de las 44 obras que la componen.

En los versos de Luz Pozo. La poetisa ribadense y miembro de la Real Academia Galega fue su profesora y escribió: «O mar, o ceo, o aire de Viveiro, han ser desde agora da color ideal coa que o pintor Roque Antonio está a ollar o mundo».