«Pusimos en marcha las casas del mar de Celeiro, Burela, Ribadeo, Foz y O Vicedo»

A MARIÑA
El funcionario de carrera, cuyo expediente no llegó a tramitarse, se retira después de 45 años en activo
12 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Antonio Nores Posadas, ex director provincial del Instituto Social de la Marina (entre 1976 y 1990) y del INSS y de la Tesorería de la Seguridad Social (desde mayo de 2012 hasta su cese en mayo de 2015), se acaba de jubilar, después de 45 años de vida laboral, vinculada a la administración como funcionario de carrera. Se retira, meses después de comprobar que se quedó en nada el expediente que pretendían abrirle por la denuncia de un compañero, que apreciaba incompatibilidades entre su cargo y la docencia en la Escola de Relacións Laborais y que supuso su cese. Ni siquiera lo llegaron a tramitar. Sus mejores recuerdos los sitúa Nores en su etapa de responsable del ISM en Lugo.
-¿Por qué en el ISM y no en la Seguridad Social?
-Profesionalmente fue mi época profesional más feliz. Costas carecía de infraestructuras en nuestro organismo y mi jefe Gerardo Harguindey, vicesecretario general y lucense, me encargó que iniciara la creación de todas las casas del mar de la provincia. Llevábamos un retraso de más de cinco años sobre otras jurisdicciones. Pusimos en marcha las de Celeiro, Burela, Ribadeo, Foz y Vicedo e hicimos las primeras gestiones para buscar emplazamiento a la de San Cibrao. También me encomendó buscar una sede para la dirección provincial, que estaba en un cuchitril, pero en aquel momento mi prioridad eran las casas del mar.
-¿Hubo alguna iniciativa para la flota?
-En aquella época, aparte de negociar con los ayuntamientos la cesión de los terrenos, la realización de los proyectos, la ejecución de las obras y la provisión de puestos de trabajo que se hacía a nivel provincia, hubo que hacer gestiones de todo tipo. Entre ellas, en contacto con las cofradías de pescadores, presionamos a la Subdirección de Pesca para conseguir licencias europeas para la flota de Lugo. Le hicimos ver había un importante número de barcos de pesca en aguas comunitarias y aunque no era una función directa, al final, nos concedieron cinco, lo que entonces permitió faenar a 15 barcos. Partimos de nada.
-¿Tuvo algo que ver el ISM con la creación del hospital de Burela?
-El ISM colaboró con el nacimiento de Alúmina-Aluminio, hoy Alcoa, y fruto de esa colaboración fue el nacimiento del actual hospital da Costa. Era la época de montaje de la fábrica y aunque la accidentalidad no era grande, la había. Ante nuestra insistencia, el Ministerio de Sanidad nos dio la concesión para un hospitalillo. Después el Insalud consideró que era necesario otro formato, el de un hospital comarcal. Nuestra gestión realmente fue de impulso porque el ISM tenía competencias en materia sanitaria de los trabajadores del mar.
-¿Hasta dónde llegaban?
-Teníamos atribuciones en materia de afiliación, recaudación y cotización. También hacíamos otras cosas. Nuestra gestión fue de impulso del ISM en Lugo. Trabajamos en la evaluación de los daños del petrolero Andros Patria, en diciembre de 1978, que inundó la costa de petróleo, desde Asturias a Cedeira. A nosotros nos encargaron la evaluación de daños a efectos de indemnizaciones.
-¿Por qué sus recuerdos de la Seguridad Social no son tan positivos?
-En el INSS y en la Tesorería hay más responsabilidad. En el ISM hay que tener conocimientos más globales. Nos conocíamos casi todos por el nombre. Había 2.100 trabajadores en activo y algo más de 1.900 pensionistas. Hoy los datos son prácticamente iguales, pero al revés, más pensionistas que activos. Era más gratificante. En la Tesorería la responsabilidad es sobre 117.000 trabajadores y otros tantos pensionistas. De la primera etapa guardo con especial cariño la relación con las cofradías. En la Tesorería nunca tuve ningún problema. Los momentos más tristes era cuando había que embargar. Antes de hacerlo siempre mirábamos si era el último recurso. Si veíamos que una empresa era viable, tratábamos de retrasarlo. En la mayoría de los casos intentábamos llegar a acuerdos si había garantías como avales o viviendas. Nuestra obligación es cobrar la deuda porque de ello dependen las pensiones. El resto es gestión pura y dura.