«Mover su telescopio, junto con la cúpula, tiene su aquel», cuenta Dani Caxete
21 ene 2017 . Actualizado a las 12:58 h.Ya era 2017 y esperando aquella odisea de Kubrick miraba los tránsitos mudos de la Estación Espacial Internacional. Después de un año de escasez, se me presentaban muy buenas oportunidades para estos días y fue uno, que casi coincidía a la puerta de casa, el que me llamó la atención.
Su eje central, pasaba justo por encima del Planetario de Madrid.
A sabiendas que la cosa era muy prematura ??muchos días faltaban aún y algún encendido de motores, para el día 20 de enero?? me puse en contacto con César González para darle el aviso y preguntarle si habría posibilidades para usar el telescopio que el propio Planetario tiene en la torre de su observatorio. Cesar, muy amablemente, me ofreció junto con la directora del Planetario Asunción Sánchez Justel, la posibilidad de pasar una noche de observación y utilizar el telescopio para el tránsito de la Estación Espacial.
Pocos días después quedé con César y Emilio Gálvez para que me mostraran la torre del observatorio y el funcionamiento del telescopio.
Un refractor Coudé Carl Zeiss Jena de 150mm de abertura y una focal de 2250mm. Algo que impone a primera vista pero que, con las explicaciones de César y Emilio, rápidamente entendería su manejo. No hay nada como sentir el movimiento manual de un aparato así, para lo que ciertamente se requiere de una buena forma física.
Mi gozo acabaría en lo más profundo de un pozo, cuando al llegar a casa y echar un vistazo a Caslky, el eje se había desplazado cerca de 4 km. El planteamiento de mover el telescopio, no era muy recomendable y llamar a la ISS para corregir su órbita… pues tampoco creo que prosperase como idea. Así que dando por perdido ese tránsito lunar, adelantamos la sesión para el día 17, donde la ISS hacía un pase iluminado (-3.5 mag.) a las 7:30 de la mañana próxima a la estrella Arturo.
El cielo estaba despejado y, emocionado, me presente a las 0:00 para aprovechar hasta el último segundo de aquella noche en que las temperaturas cayeron en picado. Teniendo muy claro que la ciudad Madrid no es el mejor cielo para la observación y menos para la astrofotografía, me llevé un disgusto al comprobar que había mucha turbulencia. Aun así continué con mi «plan de ruta» hasta el punto de quedarme en camiseta cuando las temperaturas rondaban los cero grados, y es que mover este pequeñín, junto con la cúpula, tiene su aquel.
No hubo tregua, salvo para algún sorbito de café mientras captaba la Nebulosa de Orión, así como hacer unas fotos de la cúpula y desde la cúpula.
Júpiter prefiero no mostrarlo, aunque sí algunas zonas del terminador lunar donde se intuye lo que este Zeiss puede hacer en buenas condiciones.
Un error de cálculo de órbita
Pues llegado el momento de tránsito de la ISS, la suerte tampoco estuvo y un error de cálculo de órbita, quiso que la Estación pasara fuera del campo visual donde apuntaba con el telescopio. Un exceso de confianza, hizo que colocara un duplicador pasando de 2250mm a 4500mm lo que, lógicamente, limitó el campo visual.
He llegado a pensar incluso que la ráfaga de 6 fps no fueran suficientemente rápidas y dos capturas de la ISS quedaran justo al borde del fotograma. Tampoco me decepcionó tanto la pérdida, ya que visto el estado del cielo, la definición de tan solo una foto (en el mejor de los casos dos), habría sido muy pobre. Descartado queda, para mis conocimientos (y para mi forma física), hacer un seguimiento en manual con este telescopio. Me quedaré con la duda o quizás en un siguiente intento.
Lo que sí me llevo, es una noche inolvidable gracias al Planetario de Madrid y de la que les estaré eternamente agradecido. Gracias por vuestra confianza.