Dentro de las actividades culturales que la ciudad de Viveiro realiza constantemente, el jueves 24 del presente mes se ha representado en las instalaciones de la arquitectura singular del antiguo Hotel Venecia, hoy Conservatorio Municipal, una función teatral algo diferente, organizada por Italytime New York y el grupo cultural Italici Di Viveiro. Vittorio Capotorto, el director, derrochó energía, amabilidad y simpatía, y fue ilustrando, comentando y describiendo cada acto de la obra teatral ¡Ah! las mujeres.
La representación fue expresada en italiano, idioma desenfadado, de sonoridad briosa y alegría palpable. La teatralidad fue un éxito ya que el diverso público se entregó en el intento de sacar toda la enjundia de un idioma romance como el suyo, pero desconocido. Los aplausos fueron sinceros y naturales, en algunas situaciones de vértigo que el libreto exigía.
En el primer acto, una obra de Alessandro Casola llamada El Atraco, el público disfrutó con las actrices Ruth Adrio, Suni García y Pepa Chao, que lograron articular entre ellas una historia de reivindicación femenina en la que Ruth mostró sus tablas y sus «respingos de protesta» con esos maravillosos brazos en jarras, Suni ejecutó su papel de atracatriz sigilosa con conocimiento sobrado del guion y Pepa actuó con un desenfado propio de alicientes futuros.
Continuó la tarde con la obra El hombre del Sur, de Aldo Nicolaj, un monólogo de José Vivero que sorprendió a todos por su capacidad notable en el arte de pasar de casi sonreír a un cabreo razonable; mostró un dramático sentimiento de necesidad de entender lo que le estaba pasando al empezar a perder a su querida y ficticia mujer.
En el último acto otra vez Casola, que pensó Entre nosotras y fueron Salomé Díaz e Isabel Cillero quienes desgranaron con acierto una historia de celos y de explicaciones en la que ambas disfrutan y se ven reflejadas en sus respectivos papeles de mujeres despechadas. Se intercalaron entre los actos piezas musicales con las que el público pudo disfrutar de la actuación de los músicos Juan Cabalar, que hizo hablar a su violín, y David Catá, al que se le vio vibrar con sus armónicos sentimientos al pulsar las teclas de su piano.
En una tarde de agosto de 2017.
José Manuel Santa Cruz Chao es profesor universitario.