Un equipo multidisciplinar continua con el el proceso que permitirá ver la Magdalena sin sumergirse
18 oct 2018 . Actualizado a las 15:03 h.La fragata de la Armada española Santa María Magdalena yace en la ría de Viveiro desde que naufragó en la madrugada del 2 de noviembre de 1810. Ahora, la tecnología permitirá «reflotarla» en 3D. Gran parte de sus restos recuperados y no expoliados se exhiben en el Museo Naval de Ferrol. Pero en la ría viveirense continúa lo que queda de su casco y otras partes. Un equipo multidisciplinar avanza en el proceso que permitirá reproducir en tres dimensiones el yacimiento arqueológico submarino y, por tanto, la embarcación de unos 42 metros de eslora casi tal cual antes de irse a pique.
Continúan con una campaña que forma parte del Proyecto Expedición Cántabra, promovido por la Federación Española de Actividades Subacuáticas (Fedas) y al frente del que está el arqueólogo submarino Antón López. «Cuando tengamos la fotogrametría en tres dimensiones, con tan alta precisión que nos permitirán hacer un mapa con un centímetro o dos de error, cualquiera podrá trabajar y ver la Magdalena desde su ordenador, pero también podrá imprimirse para admirarla físicamente e incluso reproducirla», explica.
Aplican las nuevas tecnologías para «crear un modelo tridimensional, con geometría, dimensión...», explica Javier Rodríguez, de la empresa Topodel, que entre otros trabajos hizo la fotogrametría del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago.
No se marcan plazos porque es un trabajo que depende de la visibilidad en el fondo para captar las imágenes de los alrededor de 32 metros de largo de la Magdalena que ayer vieron. Cooperan en el proyecto ahora retomado el CAS Costa de Lugo, el Concello de Viveiro, la Armada, el práctico portuario de Viveiro y el Seminario Terra de Viveiro.
Afloran más restos del pecio con el cambio de la dinámica del mar
Durante la inmersión que realizaron ayer por la mañana en la zona del interior de la ría viveirense donde reposa lo que queda de la Magdalena, los submarinistas del Fedas y los de la Armada comprobaron que los movimientos del mar «han dejado mucha más fragata a la vista; hemos encontrado más munición, proyectiles de 18 libras y partes o herramientas que no se veían antes», detalla Antón López.
Ángel Lozano, comandante de la Unidad de Buceo de la Armada de Ferrol, cuenta que su labor consiste en prestar asistencia y cumplir con la «responsabilidad de vigilancia y protección encomendada a la Armada con el patrimonio subacuático».
El barco con el que los carpinteros de ribera de Ferrol ganaron la partida a los de Cartagena
La Magdalena «se debe estudiar por su arquitectura naval», por lo que representa. Antón López cuenta que cuando el Marqués de la Ensenada «cayó en desgracia» en la España de finales del siglo XVIII, se pasó de su sistema de construcción de buques militares, «a la manera inglesa de Jorge Juan. al de la francesa del ingeniero Francisco Gautier». Añade que este último diseñó dos planos gemelos, enviando uno de la fragata de gran porte al arsenal de Cartagena y otro al de Ferrol. «La de Ferrol es la primera fragata de gran porte a la francesa que dio resultado» en la Armada española. ¿Por qué resultó mejor? ««No se sabe; la diferencia eran las técnicas de los carpinteros de ribera de Ferrol. Por medio de la arqueología subacuática se puede saber, estudiando los restos de la madera que quedan».
«Un tesoro» con restos del buque insignia de la Expedición Cántabra contra los franceses
«La fragata Magdalena es un tesoro», proclama Antón López, viveirense, arqueólogo submarino y director del Equipo de Patrimonio Subacuático de la Fedas. Prefiere no detallar los costes del proyecto que pretende «preservar virtualmente el pecio y desarrollar estrategias para futuras intervenciones». Se financian con los fondos del área noroeste de esa organización y cuentan con la colaboración de la Armada, del Concello, del práctico portuario de Viveiro, del Seminario Terra de Viveiro, del CAS Costa de Lugo (que ahora les cede sede, equipos e instalaciones) y, en otras iniciativas, de las otras escuelas de submarinismo de Viveiro.
Cuando en la madrugada del 2 de noviembre de 1810 se fue a pique, la Santa María Magdalena era el buque insignia de la Expedición Cántabra. Navegaba con el bergantín Palomo, que también naufragó en la ría viveirense, pero de cuyo paradero sigue «sen saberse nada», como recordaba ayer Jesús Fernández Fernández, concejal del mar en Viveiro.
Acabó en tragedia
Magdalena y Palomo eran parte de la flota hispano-inglesa impulsada por la Regencia de Cádiz para luchar contra los franceses, que habían ocupado la costa cantábrica. La expedición acabó en un gran desastre. Entre sus víctimas, en Viveiro perecieron los 480 hombres que iban en la Magdalena y los 70 del Palomo.
«La Magdalena sirvió durante 37 años a España en cuatro continentes: fue buque consular y estuvo en las principales guerras (se enfrentó en la de la independencia americana al almirante Lord Howe). Como buque científico participó en las campañas de investigación de Alejandro de Humboldt [geógrafo, naturalista y explorador en América] y en las de Vicente Tofiño [autor del primer mapa hidrográfico de las costas españolas]». Antón López resume detalles de un proyecto que respalda el Concello de Viveiro, «con colaboración total, polas súas repercusións culturais, turísticas e históricas», explica el edil Jesús Fernández.