Decenas de cruceiros y cruces fueron saqueados y nada se sabe de su paradero

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

Documentadas unas 150 piezas de seis municipios lucenses, entre ellos Xove y Cervo

07 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi 80 cruceiros y 70 cruces pertenecientes a cinco municipios de la provincia fueron incorporados al inventario provincial después de la catalogación llevada a cabo por los especialistas en la materia, Fernando Arribas Arias, Mario Saavedra Pérez, Luzdivina López Seco, José Manuel Blanco Prado, Manuel Muñiz Besteiro y Francisco Xabier Louzao Martínez. Corresponden a los municipios de O Saviñao, Portomarín, Becerreá, Monterroso, Cervo y Xove. Algunos de los expertos constataron más de una veintena de piezas desaparecidas sin que se conozca su paradero. Además, existe un grave deterioro de cruces en algunos casos. Durante muchos años se produjo un verdadero saqueo de estas piezas, muchas de las cuales fueron vendidas en el mercado negro para ser colocadas en casas particulares. El paradero de otras es un misterio.

La documentación con la documentación de los más de 80 cruceiros investigados, fue presentada en el IX Congreso Galego de Cruceiros e incorporada en el boletín correspondiente a este encuentro que tuvo lugar en el Museo Provincial do Mar de San Cibrao.

De los concellos que se incorporan al inventario, el más pobre en este tipo de pequeños monumentos es el de Becerreá. Se encargaron del chequeo Manuel Blanco y Manuel Muñiz quienes únicamente encontraron tres cruceiros: el de San Pedro de Tortes, que es público y data de finales del XIX y dos en el lugar de Horta, en San Xoán de Aguieira, que son privados. Se trata de piezas del último tercio del siglo XX. Estos se encuentran bien conservados, no así el citado en primer lugar que, según los investigadores, precisa una urgente restauración.

En Becerreá fueron localizadas un total de 15 cruces, varias de ellas correspondientes a misiones llevadas a cabo en diversas parroquias en los seis primeros lustros del siglo XX. «Están ben conservadas agás a do interior da freguesía de A Quinta da Cancela -a máis antiga de todas- que necesita unha pronta restauración. Tamén as cruces misionais externas necesitan coidados». Expresan los autores del informe que recuerdan que «hai cruces de carácter ordinario que cumpren a súa función esencial: o de ser importantes elementos de cristianización, reflectida por unha banda no intre de bicar a reliquia -caso do relicario de Pena Maior- e, por outra, no momento no que son circunvaladas pola procesión , que sae na festividade central do recinto sacro- casos da de Fontaron en Pena Maior. Finalmente hai unha cruz -a de Vilamane- que ten un sentido funerario en canto que reflicte a lembranza a unha finada; e un vía crucis -o de Vilouta- que é a manifestación da doazón dun membro da comunidade».

Si el término de Becerreá es pobre en cruceiros, no se puede decir lo mismo de Monterroso. Francisco Xabier Louzao Martínez llevó a cabo un estudio pormenorizado de un total de 31 que están vinculados a las iglesias parroquiales, situándose en sus proximidades, «tendo unha función destacada na festa ou festas do lugar, cando as procesións discorrían ata o mesmo, dándolle a volta e regresando ao punto de partida marcando deste xeito o percorrido a seguir, e abandonando o adro, para estender así a influencia deste terreo, moitas veces campo da festa no que se desenvolvía esta, e a romaría, se era o caso».

La mayoría de los cruceiros monterrosinos datan del la segunda mitad del siglo XIX, «a pesar da posible redución do fervor relixioso». La mayor parte fueron costeados por las parroquias, «supoñemos que a instancias dos párrocos, pois nunca se observa intervención do bispado (...)». El existente en Bidouredo, por ejemplo, fue levantado en 1853 y su coste fue de 100 reales, de los cuales 40 corresponden a la pilastra. El de Esporiz parece que fue construido coincidiendo con la celebración de un año santo. El vecindario aportó limosnas y el coste superó las 200 pesetas.

Portomarín y O Saviñao

De documentar y registrar los cruceiros de Portomarín se ocupó el lucense Fernando Arribas Arias, autor de numerosas publicaciones y actual presidente de la Asociación de Amigos dos Cruceiros. En este municipio contabilizó 11. Son los de Castro de Soengas, O Castro, Bagude, Narón, Vilarbasín, Sa Mamede do Río, San Martiño de León, Santiago de Soengas y en Portomarín, 3. El investigador localizó también doce cruces y un limosnero.

Arribas también se ocupó de censar los ejemplares existentes en el municipio de O Saviñao. Son 19 cruceiros y 18 cruces. Alguno de los ejemplares, como es el caso del da Broza, tiene como autores a los Carboeira, «dinastía de canteiros oriúnda da parroquia vilalbesa de Román e que constitúe unha das sagas de artistas máis prolixas da provincia de Lugo. Otro detalle destacado en el estudio es la existencia en este municipio de una de las piezas más pequeñas en tamaño de todas las estudiadas en la provincia. Se trata del cruceiro del santuario de Gudalupe de San Vitorio de Ribas do Miño.

Xove y Cervo, dos municipios «saqueados»

En el estudio elaborado por Mario Saavedra y Luzdivina López Seco, sobre los cruceiros y cruces de los municipios mariñanos de Xove y Cervo, se reflejan las múltiples desapariciones detectadas. Ambos términos fueron «saqueados».

Los especialistas constataron las siguientes desapariciones en el municipio de Cervo. En Sargadelos faltan los cruceiros de Pena Rama, en Segade; Cruz da Rega y Cruz do Maestro, ambos en el camino real. Además, desaparecieron las cruces de Leas, en Trasvar, en San Xiao do Castelo; Toxeiras, en el Camiño de Cuíña, en Santa María de Cervo y la de Maximino, en el Camiño de Riocobo, en Santa María de Lieiro.

Los autores del estudio constatan la existencia de nueve cruceiros en este municipio. Son los de la escuela do Castelo, Casa do Crego, en Cervo; Praza do Concello, en la capitalidad municipal; Mateo, Laxas, Cristo (Rúa) y los de la iglesia, Calvario y el cementerio de Vilaestrofe.

Las desapariciones detectadas en el municipio de Xove también son numerosas. Los autores del estudio de estas construcciones repartidas por este territorio anotan siete faltas. Se trata de las de Carballás, Chao da aldea, Parceiros, Pumariño, Rocha y Veiga.

Las cruces que faltan son las de Fontaelo, en Xuances; Fraga, en San Isidoro do Monte; Pena Curva, en Rigueira, Abelá y la del atrio parroquial, en Rigueira; la de la iglesia de Lago y la de la aldea de Arriba, en Morás.

En el apartado correspondiente al municipio de Xove, los encargados del estudio hacen especial referencia a los canteros que prepararon muchos de los cruceiros de la zona. En primer lugar se refieren a Adilio, O Portugués, de San Miguel da Rigueira; los profesionales de Silán de Muras, Portocelo; el «canteiro de Xuances» y José Barro da Fontaíña.

En otras zonas de la provincia fueron detectadas desapariciones especialmente en Terra Chá.

Don Teolindo, el cura que pagó 250 pesetas de su bolsillo para tener un monumento

El cruceiro monterrosino de San Miguel de Penas, está datado entre los años 1920 y 1921, «Foi dádiva do párroco por aquel entón, Don Teolindo Cortiña Toural, todo unha personaxe da época. No libro de fábrica quedou rexistrado o seguinte: «El crucero de piedra que hay en la plaza, delante de la iglesia de Penas, lo he costeado yo de mi bolsillo, hace unos 6 o 7 años. Me costó 250 pesetas». Destaca el autor del trabajo que Teolindo Cortiña fue, además de cura, un escritor que utilizó el seudónimo de Antón de Sirgal, aludiendo a la parroquia monterrosina de la que también fue cura. Fue uno de los fundadores y colaboradores de el Eco del Ulla, un periódico del municipio monterrosino que, en los años 20 centro su obra «na loita contra o caciquismo e apoio ao réxime franquista».

Francisco Xabier Louzao destaca que el cruceiro de Sambreixo está bien documentado en los libros parroquiales que permiten conocer la fecha de construcción y también el artífice. «En 1779 «se rebaja al cura, a cuenta de l

o que tiene en su poder, 1 real y 22 maravedís que costó un azumbre de vino para los carreteros que trajeron la vara de un crucero para la iglesia». O pago faise ao ano seguinte e rebáixanselle a Domingo Antonio García «34 reales que entregó a Ignacio Lapidario, vecino de San Breijo, por hacer un crucero de piedra para la iglesia» O mesmo canteiro traballa na porta do adro e nas soponas da sancristía», dice el autor del estudio.

Destaca el autor del informe que en marzo de 2012 el pleno del Concello de Monterroso aprobó el PXOM con la inclusión de sus cruceiros. «Curiosamente, o Inventario de Cruceiros Galegos, realizado por a Escola de Arquitectura de A Coruña non inclúe á comarca da Ulloa», expresa Francisco Xabier Louzao.